Atlixco, Puebla. — El rugir de los motores se mezcló con la emoción colectiva. Sobre el corredor gastronómico, la vía que une a este municipio con Izúcar de Matamoros, decenas de familias y curiosos se congregaron para presenciar uno de los espectáculos automovilísticos más emblemáticos del país: la Carrera Panamericana 2025.
Más de medio centenar de autos clásicos y deportivos cruzaron la región a toda velocidad rumbo a San Pedro Cholula, tras recorrer la Mixteca poblana. Desde joyas de ingeniería restauradas hasta modernas máquinas de competencia, los vehículos capturaron la atención de niñas, niños y personas adultas.
La espera de varias horas no fue en vano. Decenas de espectadores se apostaron a la orilla del camino, algunos incluso sobre un puente, buscando la mejor vista de los bólidos.
Cuando el primer auto apareció, el aire se llenó de gritos, flashes y el inconfundible estruendo de los motores, ese sonido que para muchos simboliza pasión y libertad.
“Vale la pena ver algo así tan cerca. No todos los días pasa una carrera legendaria por Atlixco”, comentó emocionado un aficionado local que llegó con su familia desde temprano.
La Panamericana: historia, velocidad y turismo
Reconocida como una de las competencias más exigentes y espectaculares del mundo, la Carrera Panamericana recorre más de 3,000 kilómetros atravesando paisajes montañosos, pueblos mágicos y ciudades coloniales.
En su edición 2025, la ruta volvió a pasar por tierras poblanas, ofreciendo a Atlixco no solo adrenalina, sino también un impulso al turismo local y una experiencia inolvidable para quienes aman el automovilismo clásico.
El polvo, el olor a gasolina y el eco de los motores se disiparon al caer la tarde, pero quedó la sensación de haber sido testigos de un momento histórico. La Panamericana no solo pasó por Atlixco: dejó su huella en el corazón de sus habitantes.
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foto Lena Velázquez
xmh
