El deporte nacional perdió este 14 de noviembre a una de sus figuras más completas: Vicente Zarazúa, jugador que marcó época dentro del tenis mexicano y cuyo nombre quedó ligado a algunos de los episodios más brillantes del deporte en los años sesenta. Su fallecimiento fue confirmado por su familia, quienes destacaron que el extenista permaneció activo en el impulso de nuevas generaciones hasta sus últimos años.
Nacido en Tacubaya en 1944, Zarazúa creció en una familia donde el tenis formaba parte de la vida cotidiana. Su madre, Rosario, llegó a competir a nivel nacional, y sus hermanos participaron como amateurs. Aquella formación temprana lo llevó a despuntar rápido: a los 15 años, llegó a la final del prestigioso Orange Bowl, antesala de la carrera internacional que consolidaría años después.
Un medallista olímpico en tiempos convulsos
Aunque el país vivía un periodo marcado por la represión estudiantil de 1968, los Juegos Olímpicos celebrados ese mismo año dejaron momentos memorables para el deporte nacional. Uno de ellos fue la victoria de Zarazúa y Manuel Osuna en el torneo de tenis de exhibición, celebrado en la Ciudad de México. Esa actuación le dio al tenista un lugar permanente en la memoria olímpica mexicana.
A diferencia de otras disciplinas, el “deporte blanco” se dividió ese año en dos sedes: exhibición en la capital y demostración en Guadalajara. Zarazúa se coronó en la primera, consolidando uno de los logros más recordados de su trayectoria.
Además del ámbito olímpico, Vicente Zarazúa fue una pieza clave para México en la Copa Davis. Disputó 16 eliminatorias, con triunfos históricos: una ante Estados Unidos en 1969, junto a Rafael Osuna, y otra contra Australia en 1975, al lado de Raúl Ramírez. Aquellas victorias colocaron al equipo mexicano entre los protagonistas del tenis mundial de la época.
Su legado deportivo permanece vigente incluso en la actualidad a través de su sobrina nieta, Renata Zarazúa, considerada hoy la mejor tenista del país.
Un comunicador y aficionado al futbol
Tras su retiro de las canchas, Zarazúa encontró una segunda vocación en los medios de comunicación. Durante años fue cronista en Televisa, donde formó una dupla memorable con Francisco “Pancho” Contreras, aportando análisis técnico y una visión privilegiada del tenis internacional.
Su amor por el deporte lo llevó también al futbol: fotografías difundidas por su familia lo muestran conviviendo y jugando tenis con leyendas como Pelé y Carlos Reinoso, encuentros que retratan la cercanía que logró con figuras de alto nivel.
Con su muerte, el deporte mexicano pierde a uno de los referentes más sólidos de su historia: un jugador talentoso, un comentarista respetado y un impulsor constante del tenis nacional.
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xmh