Mientras muchos mexicanos comienzan a planear sus gastos de fin de año, vuelve a aparecer una duda frecuente entre trabajadores y empleadores: ¿cuándo comenzará a aplicarse el salario mínimo de 2026? Aunque la cifra final aún no se publica, el calendario prácticamente está cantado. Como ocurre cada año, el ajuste entra en vigor a partir del 1 de enero, justo cuando termina el brindis y arranca la cuesta que pone a prueba los bolsillos.
La institución encargada de fijar este monto es la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami), que cada diciembre da a conocer el acuerdo que más tarde se publica en el Diario Oficial. A pesar de que la discusión suele extenderse entre representantes del sector laboral, empresarial y gubernamental, la fecha de aplicación rara vez cambia: el incremento corre desde el primer minuto del nuevo año.
El ajuste anual no se decide al azar. Desde hace algunos años, la Conasami utiliza una fórmula que combina el salario vigente con dos elementos: un Monto Independiente de Recuperación (MIR)—una cantidad fija que ayuda a acercar los ingresos al costo de vida— y un porcentaje de aumento adicional. Este modelo permitió que en 2025 el salario mínimo general subiera de 248.93 a 278.80 pesos al día, mientras que en la Zona Libre de la Frontera Norte pasó de 374.89 a 419.88 pesos diarios. También se actualizaron los salarios profesionales, con incrementos de 12% en 61 actividades.
Aunque la Conasami no ha revelado su propuesta, algunas instituciones financieras ya manejan estimaciones. Banamex prevé un alza de 11%, lo que colocaría el salario mínimo diario alrededor de 309 pesos. La proyección no suena descabellada, pues coincide con declaraciones recientes de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien adelantó que el aumento será “similar al del año pasado”.
Además, la mandataria reiteró un objetivo de largo plazo: que hacia 2030, el ingreso mínimo alcance aproximadamente 2.5 veces el valor de la canasta básica. Esto implicaría, en teoría, una recuperación sostenida del poder adquisitivo, aunque los especialistas subrayan que todo depende del comportamiento de la inflación y de la economía en general.
Más allá del debate político, varios análisis financieros y académicos señalan que los ajustes recientes han tenido efectos positivos. Banamex, por ejemplo, indica que cuando el salario mínimo se encuentra rezagado, aumentarlo puede mejorar indicadores de pobreza y desigualdad sin presionar de manera importante la inflación o el empleo. De acuerdo con estos estudios, los incrementos no han generado los escenarios catastróficos que algunos anticipaban, aunque advierten que su impacto varía según la región y el sector económico.
Si el proceso sigue el patrón de otros años, el acuerdo de 2026 debería publicarse en diciembre. Aun así, la entrada en vigor será el 1 de enero, como es costumbre. La mayoría de los trabajadores notará el ajuste en su primera quincena de enero, aunque para muchos ese alivio podría sentirse más bien como una ayuda para sobrevivir los primeros gastos del año.
Mientras llega la cifra oficial, lo único seguro es que el salario mínimo volverá a ser uno de los temas centrales en las conversaciones de diciembre, entre aguinaldos, presupuestos familiares y la eterna duda de si este aumento será suficiente para enfrentar el encarecimiento de la vida en México.
Foto ilustrativa
xmh