El cese fulminante de Gerardo de la Fuente Vázquez Mellado como director del penal de Tehuacán, es al final un mensaje entre líneas de desconfianza, de repruebo, en contra del gobierno de esta ciudad que es encabezado por el edil morenista Alejandro Barroso Chávez, ya que hubo un solapamiento a la corrupción y los abusos que de manera sistemática se han cometido a lo largo de los últimos 11 meses en dicho Centro de Reinserción Social (Cereso).
Una de las primeras solicitudes que Alejandro Barroso hizo al entonces gobierno electo de Alejandro Armenta Mier, en el último trimestre de 2024, es que se le entregara el control del Cereso de Tehuacán, bajo el argumento de que tenía un proyecto para instaurar una “política humanista” de reinserción social. Al parece se le concedió esa petición.
Antes de la gestión de Barroso, era facultad del Sistema Penitenciario Estatal nombrar al responsable del Cereso de Tehuacán, que es el tercero más importante en la entidad, atrás de las prisiones de Puebla y Tepexi de Rodríguez.
Prácticamente los últimos cinco alcaldes –anteriores al actual edil— no “metieron las manos” en dicho centro penitenciario.
A la gestión de Barroso se le acabó dando el manejo del Cereso y ahora se lo quitan de forma abrupta, antes de que se cumpla el primer año de gobierno y como una manera de frenar el desastre que se cometió en ese sitio.
Lejos de que realmente se buscara un cambio importante en el Cereso de Tehuacán, que tiene una población de alrededor de 600 internos, el actual ayuntamiento cometió tres barbaridades.
La primera fue nombrar director a Gerardo de la Fuente Vázquez Mellado, un personaje del que se ignora si tenía la capacidad de dirigir una prisión.
Siempre hubo una actitud de opacidad y necedad del alcalde de no querer explicar por qué se había seleccionado a esta persona para ocuparse de un asunto tan delicado, como es dirigir una cárcel.
Se dice que Gerardo de la Fuente tendría formación como psicólogo, lo que “a todas luces” no es una profesión apta para que alguien encabece un centro penitenciario.
El segundo abuso es que, por encima de todo, desde el gobierno de Barroso se defendió el lucrativo negocio ilegal de rentar o vender dentro del penal productos tales como pantallas, refrigeradores, consolas de videojuegos, teléfonos celulares y cargadores de dispositivos electrónicos, así como permitir la comercialización de “cerveza fría” y armas punzocortantes.
Los artículos que más se traficaban eran las pantallas, las armas y la cerveza, que son mercancías ilegales en cualquier penal del planeta y se convierten en factores que impiden mantener un ambiente de orden y estabilidad.
Había una clara actitud de solapar ese tráfico de productos no autorizados. Solo eso explica que, en junio pasado, durante una revisión sorpresa del personal de la Secretaría de Seguridad Pública se decomisaron 5 pantallas que se rentaban al mejor postor dentro de la instalación carcelaria. Lejos de que ese abuso se disminuyera, la semana pasada se hizo una nueva supervisión y ahora se encontraron 15 pantallas de televisión.
El tercer dislate fue la actitud de soberbia que hay en el gobierno de Alejandro Barroso.
Cuenta una fuente bien informada que, en los últimos seis meses, ante las crecientes riñas entre internos del penal, se habrían realizado por lo menos unas 10 revisiones al funcionamiento del Centro de Reinserción Social. En cada una de las supervisiones se arrojaron resultados negativos.
Lejos de que la autoridad municipal corrigiera la mala conducción del penal y frenara la venta ilegal de productos, se optó por ignorar las consecuencias que eso iba a provocar.
Por esa razón, narran los enterados, que en cada ocasión en que había revisiones sorpresas a las instalaciones del penal, el entonces director Gerardo de la Fuente mostraba una actitud hostil, de rechazo, hacia el personal de la Secretaría de Seguridad Pública del estado. Parecía no entender que ese comportamiento iba a provocar su caída.
Y esa es la misma actitud que ha seguido Alejandro Barroso que, en las semanas previas a que rinda su primer informe de gobierno, le han tumbado al director del Cereso, como un reflejo de que su administración camina sin rumbo, no tiene logros que presumir y es omiso frente a los problemas que enfrenta la población de su municipio.
clh