Las calles de Lima se convirtieron en escenario de fuertes enfrentamientos este fin de semana, cuando miles de personas salieron a protestar contra la presidenta Dina Boluarte y el Congreso. Lo que comenzó como una marcha pacífica terminó en disturbios que dejaron al menos 18 heridos, entre ellos un periodista y un policía.
Durante la movilización, colectivos de jóvenes y transportistas intentaron avanzar hacia las sedes de los poderes públicos. Algunos manifestantes lanzaron piedras, bombas incendiarias y fuegos artificiales, mientras que las fuerzas de seguridad respondieron con gases lacrimógenos y perdigones de goma. Un efectivo policial sufrió quemaduras por una bomba molotov.
La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH) confirmó el saldo de heridos y exigió a la Policía Nacional que respete el derecho a la protesta. “No había ninguna justificación para disparar gran cantidad de gases lacrimógenos ni agredir a los manifestantes”, señaló la abogada Mar Pérez, integrante de la CNDDHH.
El domingo por la noche, una nueva manifestación encabezada por transportistas y el colectivo Generación Z fue dispersada en las inmediaciones del Parlamento. “Estamos marchando contra la corrupción, por la vida y contra la criminalidad que nos mata todos los días”, declaró Adriana Flores, una de las participantes.
El descontento social en Perú se ha intensificado tras la aprobación de una ley que obliga a los jóvenes a aportar a fondos privados de pensiones, pese a que más del 70% enfrenta condiciones de informalidad laboral. En paralelo, los altos niveles de violencia y extorsión por parte del crimen organizado han incrementado la indignación. La presidenta Dina Boluarte, cuyo mandato concluye en 2026, enfrenta niveles récord de desaprobación junto a un Congreso ampliamente señalado por corrupción.
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