Tulum, Quintana Roo.– Más de veinte millones de tortugas marinas han nacido en el Caribe mexicano en los últimos treinta años, gracias al Programa de Conservación de Tortugas Marinas Riviera Maya–Tulum, una iniciativa que desde 1996 protege nidos, impulsa la educación ambiental y fomenta la colaboración entre comunidades, autoridades y empresas turísticas.
El programa, encabezado por la organización Flora, Fauna y Cultura de México, y en el que participan instituciones públicas y privadas, opera en 13 campamentos tortugueros distribuidos a lo largo de la franja costera de la Riviera Maya, Tulum y la reserva de la biósfera de Sian Ka’an.
La directora de la ONG, Guadalupe Quintana Pali, destacó que el proyecto ha sido un éxito no solo por el aumento de crías, sino porque ya se observan tortugas adultas que regresan a las playas donde nacieron, un indicador clave de recuperación poblacional. “Hace 30 años se comenzaron a marcar las tortugas con un sistema de identificación en el caparazón, y hoy podemos rastrear a las que vuelven a anidar”, explicó.
Entre 1996 y 2025, el programa registró la protección de 303 mil 586 nidos en playas prioritarias, con predominio de la tortuga verde (Chelonia mydas), que representa el 81% de los registros, y la tortuga caguama (Caretta caretta), con el 18%. También se han documentado casos aislados de tortuga carey y tortuga laúd, ambas en peligro crítico.
El director del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo, Javier Carballar, subrayó que México alberga seis de las siete especies de tortugas marinas del mundo, tres de las cuales anidan regularmente en las costas del estado. “Hay resultados espectaculares, especialmente de tortuga caguama y blanca. Lo importante ha sido educar no solo a pescadores, sino también a desarrolladores turísticos, porque muchas playas donde construyen hoteles son zonas de anidación”, afirmó.
Las estrategias de conservación incluyen el rescate y reubicación de nidos en corrales especiales para protegerlos del tránsito de turistas, la depredación y la contaminación lumínica. Los tortugueros, conformados por voluntarios y especialistas, vigilan las playas para evitar el ataque de animales como perros, gatos, mapaches o aves, y garantizan que las crías lleguen al mar.
Leonel Gómez Nieto, jefe del programa, explicó que esta labor no se limita al trabajo de campo, sino que también implica acuerdos sociales y ambientales para reducir amenazas como la contaminación, el uso de maquinaria pesada y la pérdida de hábitat costero.
“Verlas desovar ya no causa solo emoción, sino conciencia: entendemos la enorme responsabilidad de protegerlas. Esa sensación va más allá del entusiasmo, es un compromiso con la vida marina”, expresó Gómez Nieto.
Con tres décadas de resultados visibles, el Programa Riviera Maya–Tulum se consolida como uno de los modelos más exitosos de conservación de tortugas marinas en México y el Caribe, reflejo de la cooperación entre ciencia, comunidad y turismo responsable.
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Foto Especial
Djs
