El ambiente político en Honduras dio un giro inesperado luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara el indulto al exmandatario hondureño Juan Orlando Hernández, quien hasta ahora cumplía una sentencia de 45 años de prisión por delitos relacionados con narcotráfico en territorio estadounidense. El anuncio se difundió directamente en Truth Social, la red social del propio Trump, y desató reacciones inmediatas dentro y fuera del país centroamericano.
Un indulto que reabre heridas
Hernández —quien ocupó la presidencia hondureña entre 2014 y 2022— fue extraditado a Estados Unidos poco después de dejar el cargo. En marzo de 2024, un jurado en Nueva York lo declaró culpable de participar en una operación de tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, en colaboración con grupos criminales que movían cargamentos provenientes principalmente de Colombia y Venezuela.
La justicia estadounidense afirmó que su involucramiento comenzó desde 2004, cuando aún no era presidente. Durante el proceso, el entonces fiscal general de EE.UU., Merrick Garland, aseguró que Hernández había “abusado de su poder para apoyar una de las conspiraciones de narcotráfico más grandes y violentas del mundo”, una declaración que marcó la narrativa judicial del caso.
Pese a ello, Trump argumentó en su publicación que el exmandatario hondureño fue tratado “muy duro e injustamente”, según la opinión de personas a las que él asegura respetar. Con ese mensaje, justificó su decisión de otorgarle el indulto, una medida que sin duda moverá las piezas en la política de Honduras.
Respaldo a Nasry Asfura a días de la elección
En el mismo mensaje donde anunció la liberación de Hernández, Trump también lanzó su apoyo al candidato Nasry “Tito” Asfura, del Partido Nacional de Honduras, quien busca llegar a la presidencia en las elecciones que se celebrarán este domingo.
Trump fue directo al señalar que, si Asfura no gana, Estados Unidos dejará de invertir recursos en Honduras, al afirmar que un “líder equivocado” podría generar consecuencias “catastróficas”.
Asfura, empresario de la construcción de 67 años y exalcalde de Tegucigalpa, compite en una elección cerrada contra dos figuras de peso: Rixi Moncada, candidata del gobernante partido Libre, y Salvador Nasralla, presentador de televisión y aspirante del Partido Liberal.
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