El cierre del año traerá consigo un evento clave para comprender la temporada de frío en México: el solsticio de invierno, un fenómeno astronómico que define el inicio formal del invierno y que influye en la duración de los días, la percepción del clima y hasta en prácticas culturales que sobreviven desde la antigüedad. Aunque sus efectos no siempre se sienten de inmediato, este momento representa el arranque del periodo con la menor cantidad de luz solar y el predominio de noches largas en el país.
A diferencia del invierno meteorológico —que se percibe con heladas y frentes fríos desde semanas previas—, el inicio astronómico está marcado por la posición del Sol respecto al ecuador terrestre. En esa fecha, el astro alcanza su punto más bajo en el cielo y genera la noche más extensa del año, fenómeno que antiguas civilizaciones interpretaban como un símbolo de renovación y que hoy sigue siendo referencia científica para explicar el comportamiento estacional.
Con la entrada del invierno astronómico, especialistas anticipan que las temperaturas continuarán descendiendo en la mayor parte del territorio. Las zonas montañosas, el centro y el norte del país resentirán los descensos más marcados, mientras que en las áreas costeras las variaciones suelen ser menos drásticas.
Aunque el país ya ha enfrentado varios frentes fríos, los siguientes sistemas podrían llegar con mayor intensidad conforme avance la estación. La reducción de horas de luz también modifica hábitos cotidianos: amaneceres tardíos, anocheceres más temprano y menor tiempo de iluminación natural.
El término solsticio proviene del latín sol (sol) y sistere (detenerse), en referencia al aparente “alto” del Sol en el firmamento antes de iniciar su desplazamiento hacia el norte. Para la población, esta transición representa un periodo de preparación: reforzar sistemas de calefacción, mejorar el aislamiento del hogar, abrigarse adecuadamente y tomar medidas para prevenir enfermedades respiratorias.
Las autoridades, por su parte, suelen intensificar operativos para enfrentar heladas, nevadas y descensos térmicos extremos en las regiones más vulnerables.
Aunque el solsticio es un punto fijo del calendario astronómico, el clima puede variar abruptamente durante esta etapa. Por ello, especialistas recomiendan mantenerse atentos a los avisos sobre frentes fríos, ondas gélidas y alertas meteorológicas, especialmente en comunidades con antecedentes de temperaturas extremas.
El solsticio no solo marca el inicio del invierno: también es un recordatorio de que los próximos meses requieren prevención, información y adaptación ante un clima que puede cambiar en cuestión de horas.
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