Pekín, China.– La tensión diplomática entre China y Japón se intensificó en los últimos días, luego de que el gobierno chino exigiera a Tokio retirar las recientes declaraciones de la primera ministra Sanae Takaichi, quien sugirió que un eventual ataque a Taiwán podría ser considerado “una situación que amenaza la supervivencia de Japón”. Dicha calificación, según la legislación japonesa, habilitaría el despliegue de las Fuerzas de Autodefensa del país.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China respondió este viernes, instando a Japón a rectificar sus palabras y a respetar los compromisos asumidos en los cuatro documentos políticos chino-japoneses. “Si Japón realmente desea desarrollar relaciones estratégicas mutuamente beneficiosas y construir vínculos constructivos y estables que respondan a las exigencias de la nueva era, debe retirar inmediatamente sus declaraciones erróneas y demostrar sinceramente su compromiso con acciones concretas”, señaló la portavoz Mao Ning.
Horas antes, Takaichi había reiterado ante el Parlamento su voluntad de mantener una relación pacífica con Pekín. “El presidente Xi Jinping y yo confirmamos el mes pasado nuestra intención de promover una relación estratégica y mutuamente beneficiosa, así como construir una relación estable. No hay absolutamente ningún cambio en esta postura”, declaró la mandataria japonesa.
Sin embargo, el gobierno chino acusó a Tokio de “acelerar su rearme”, contradiciendo su discurso pacifista. “Japón asegura buscar un mundo libre de armas nucleares, pero fortalece su cooperación en disuasión ampliada e incluso considera revisar sus tres principios antinucleares —no producción, no posesión y no introducción de armas—. Estas medidas rompen el marco de defensa exclusiva y evidencian un proceso de rearme acelerado. Nos preguntamos: ¿cuál es realmente la intención de Japón?”, cuestionó una portavoz del ministerio chino.
El origen de la controversia se remonta al 7 de noviembre, cuando Takaichi hizo las declaraciones sobre Taiwán ante el Parlamento. Un día después, el cónsul general de China en Osaka, Xue Jian, publicó en redes sociales un mensaje que Tokio calificó de “extremadamente inapropiado”: “Hay que cortar la cabeza sucia que se entromete”, escribió antes de eliminarlo. Japón aclaró que las palabras de su primera ministra eran “hipotéticas” y prometió no reiterarlas, aunque Pekín ha insistido en una disculpa formal y la retirada oficial de esas afirmaciones.
El comunicado conjunto firmado en 1972 entre ambos países establece que Japón reconoce la existencia de una sola China, aunque Taiwán, antigua colonia japonesa hasta 1945, mantiene lazos económicos y culturales cercanos con Tokio.
La disputa política ha derivado ahora en represalias económicas. En los últimos días, China anunció la suspensión de las importaciones de productos del mar japoneses, argumentando la necesidad de evaluar el impacto ambiental de los vertidos de aguas tratadas procedentes de la central nuclear de Fukushima. Esta medida revierte la reciente reapertura de dicho comercio.
Asimismo, Beijing suspendió las negociaciones sobre la reanudación de importaciones de carne bovina japonesa y canceló eventos culturales, además de posponer el estreno de dos películas niponas programadas para noviembre y diciembre. El gobierno chino también recomendó a sus ciudadanos evitar viajar a Japón.
Por otro lado, Taiwán adoptó una postura opuesta al levantar las restricciones sobre las importaciones de alimentos japoneses. Según el Ministerio de Salud taiwanés, la evaluación científica del riesgo de radiación en los productos procedentes de Japón muestra un impacto “insignificante”. Las limitaciones se habían impuesto tras el desastre nuclear de 2011 en Fukushima.
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