Un dictamen independiente presentado por la defensa de los escoltas detenidos reavivó la polémica sobre el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, ocurrido el 1 de noviembre de 2025. El estudio contradice la hipótesis de la Fiscalía de Michoacán y descarta que se haya tratado de una ejecución extrajudicial.
De acuerdo con el peritaje, aunque en el lugar se contabilizaron siete disparos, estos no provinieron de una sola arma. Se identificaron seis casquillos plateados con la leyenda “Luger Mon”, atribuidos al agresor, y un séptimo casquillo dorado marcado “Águila”, correspondiente a un arma distinta.
La Fiscalía sostiene que un escolta habría tomado el arma del atacante para ejecutarlo, argumento que derivó en la detención del equipo de seguridad por una presunta ejecución y omisiones durante el ataque. Sin embargo, el análisis balístico privado señala que el casquillo dorado no coincide con la pistola Beretta 9 mm del agresor, lo que desmonta esa versión.
Para la defensa, encabezada por el abogado Gustavo Carrión, la evidencia confirma que los escoltas actuaron para neutralizar el riesgo y cumplir con su deber, sin incurrir en homicidio doloso ni negligencia
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