El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reaccionó con reservas al ataque aéreo israelí ocurrido en Doha, Qatar, que cobró la vida de cinco miembros de Hamas y un oficial de seguridad qatarí. El hecho, calificado como un golpe sin precedentes en territorio qatarí, tensó aún más las relaciones entre dos de los principales aliados de Washington en Medio Oriente.
“Qatar ha sido un gran aliado. Israel y todos los demás, tenemos que ser cuidadosos. Cuando atacamos a personas, tenemos que ser cuidadosos”, declaró el mandatario republicano al ser cuestionado por reporteros, evitando una condena directa pero marcando distancia frente a la acción militar.
El bombardeo interrumpió negociaciones que se desarrollaban en la capital qatarí entre representantes de Israel y Hamas, con la intención de alcanzar un acuerdo que detuviera la guerra en Gaza. En respuesta, líderes árabes y musulmanes, incluido el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, expresaron solidaridad desde Doha, mientras que el primer ministro qatarí, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, pidió al mundo “dejar de usar dobles estándares” y responsabilizar a Israel.
La situación adquiere especial relevancia para Estados Unidos, ya que Qatar alberga la mayor base militar norteamericana en la región.
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