En un entorno económico incierto y con presiones inflacionarias que siguen dando señales de vida, el Banco de México (Banxico) decidió recortar por segunda vez consecutiva su tasa de interés en 25 puntos base, ubicándola ahora en 7.50%.
La medida, anunciada este jueves, responde a un contexto complejo tanto dentro como fuera del país. La Junta de Gobierno del banco central considera que la inflación sigue en un proceso de desaceleración, aunque reconoce que persisten factores que podrían alterar ese rumbo. Entre ellos: la volatilidad en los mercados, tensiones internacionales y cambios en las políticas comerciales globales.
Aunque el banco confía en que la inflación podría estabilizarse alrededor del 3% —su objetivo principal—, esto no se espera sino hasta el tercer trimestre de 2026. Es decir, aún falta un tramo largo para ver una inflación totalmente bajo control.
La decisión del banco también toma en cuenta la debilidad que ha mostrado la economía nacional. En los últimos meses, varios indicadores han dado señales de desaceleración, lo que lleva a pensar que mantener tasas altas podría frenar aún más la actividad económica. No obstante, recortar demasiado rápido también podría alimentar las presiones inflacionarias, un dilema constante para el banco central.
Por otro lado, el panorama inflacionario se complica. Según cifras recientes del Inegi, la inflación general anual se ubicó en 3.74% durante la primera quincena de septiembre, lo que marca tres quincenas consecutivas al alza. Este repunte se debe principalmente al encarecimiento de productos pecuarios, como la carne de res, que subió más del 18%, y las vísceras, que aumentaron 15%. También influyen otros servicios, como las colegiaturas y alimentos preparados fuera de casa.
Entre los riesgos que podrían empujar la inflación hacia arriba, Banxico advierte sobre una posible depreciación del peso, conflictos internacionales, alzas en costos y afectaciones por fenómenos climáticos. En contraste, los factores que podrían contener la inflación incluyen un menor dinamismo económico, menor traspaso de los costos a los precios finales y la reciente fortaleza del peso mexicano frente al dólar.
Banxico dejó claro que cualquier decisión futura sobre tasas dependerá de cómo evolucionen estos elementos. Por ahora, el mensaje es prudente: se mantendrán vigilantes y actuarán solo si las condiciones lo permiten.
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xmh