En dos ocasiones, la autonomía universitaria ha quedado vulnerada en la BUAP.
Con Mariano Piña Olaya con la destitución y encarcelamiento del rector Samuel Malpica, para arrebatarle el control de la institución.
Con José Doger Corte, la BUAP transitó del piñaolayismo hasta el bartlismo. Enrique Doger pactó con el melquiadismo, el cual no lo quería en la institución. Enrique Agüera también acordó con el morenovallismo una pax universitaria que se extendió a los primeros meses de la gestión de Alfonso Esparza.
Aquí vino la segunda violación a la autonomía universitaria cuando el entonces gobernador Rafael Moreno Valle sometió al rector Esparza y su equipo.
De ninguna manera fue por la vía de pedirle posiciones como la vicerrectoría de Extensión de la Cultura, manejar el Complejo Universitario, quedarse con la secretaría general, operar la Dirección de Comunicación, la DAPI y Obras o servicios generales.
No, Moreno Valle ordenó que todas las claves y contraseñas bancarias de la BUAP, manejadas desde Tesorería, se le entregaran a su equipo para controlar hasta el último centavo.
Cada mes, todo era revisado por el auditor David Villanueva Lomelí. Otro metiche fue Marcelo García Almaguer para manejar las redes digitales de la institución como su empresa.
Después del triunfo en el segundo mandato de la rectora Lilia Cedillo han regresado personajes muy cercanos a Enrique Agüera y Alfonso Esparza, dos expertos en el saqueo universitario.
Al interior de la comunidad cada vez cobra más fuerza la palabra traidor.
Sorprende que otro impresentable regrese con “lujos” y “privilegios”: Marcelo García Almaguer, quien usará a su empresa para operar las redes digitales.
Los universitarios deben saber que este corrupto estuvo detrás de la campaña digital contra autoridades en el paro estudiantil de mayo del 2025.
Sus patrocinadores le deben 10 millones de pesos, ahora ya sabe ¿de dónde y cómo los cobrará?
Algo se pudre en Dinamarca.
Nada más falta que también regrese Rafael Torres Rocha, a quienes en su momento encargaron darle un “susto” a Samuel Malpica, pero se les pasó la mano hasta matarlo.
Todos saben quiénes lo ordenaron.
La araña investiga más.
LMR