Duranta la celebración de las Apariciones de la Virgen de Guadalupe hay una tradición que se encuentra muy arraigada y que aún con el paso de los años cientos de familias mexicanas participan en ella.
Se trata de la tradición de vestir a los niños de Juan Diegos y a las niñas con motivos guadalupanos como parte de la fiesta del 12 de diciembre.
De acuerdo con la tradición católica, desde 1531 la Virgen de Guadalupe se le apareció a un indio pobre, llamado Juan Diego, en el cerro del Tepeyac y le pidió que le construyeran un templo.
Juan Diego llevó en su ayate unas flores que cortó en el cerro, ante el obispo lo extendió dejando al descubierto la imagen de la Virgen María con rasgos mestizos.
Años después de la aparición, las familias que vivían, en tiempos de la Nueva España, comenzaron a caracterizar a sus niñas y niños como San Juan Diego para llevarlos a los templos el día 12 de diciembre como un signo de respeto y ofrenda a la Virgen de Guadalupe.
Es una tradición familiar y muchas personas lo hacen por la fe católica para agradecer a la Virgen de Guadalupe la vida de los menores.
En el mercado Emilio Sánchez Piedras que se encuentra en Tlaxcala, ya comenzó la venta de estos atuendos y sus accesorios. Los comerciantes ofrecen las prendas a precios accesibles.
Desde vestidos bordados hasta rebozos y sombreros, los puestos se instalan desde las 7 de la mañana y permanecen hasta las 8 de la noche para atender a las familias que buscan atuendos para el 12 de diciembre.
Los niños llevan camisa y pantalón de manta acompañada de una fajilla roja lisa o bordada, además de un sombrerito con cinta roja, morral, paliacate y huaraches, en algunas ocasiones, llevan en su espalda una caja de animalitos, que simbolizan un establo, pues se dice que Juan Diego era un pastor.
Las niñas usan faldas hechas con telas típicas, rebozos, huaraches, y blusas con forma de huipil y un paliacate en la cabeza, además se le pueden agregar accesorios como pulseras, collares, canasta o huacal con juguetes o figurillas de frutas y verduras.
Los vendedores señalan que en estos primeros días de diciembre aumenta la demanda, lo que representa un ingreso importante para la temporada, la tradición sigue viva en Tlaxcala, donde cada año estos atuendos continúan siendo parte esencial de las celebraciones guadalupanas.
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LMR
