En una entrevista reciente, el actor británico Anthony Hopkins , de 87 años, se pronunció con escepticismo sobre las etiquetas de salud mental , rechazando incluso el posible diagnóstico de autismo que le atribuyó su esposa, Stella Arroyave . En su característico tono directo, el ganador del Oscar calificó de “tonterías” los términos como TDAH , TOC o Asperger , y defendió que lo que muchos catalogan como trastornos es, simplemente, “vivir como un ser humano, con complejidades y defectos”.
Hopkins recordó que fue Laurence Olivier quien le recomendó buscar ayuda psiquiátrica. Aunque rápidamente a terapia , aseguró que la experiencia le resultó “aburrida”, y que terminó abandonándola al conocer aspectos personales de su terapeuta que, según dijo, le restaron confianza.
Sobre la observación de su esposa, quien considera que podría estar en el espectro autista debido a su obsesión por los números y el orden , Hopkins fue tajante: “Ni siquiera me lo creo”.
En vísperas de cumplir 50 años de sobriedad , el protagonista de “El silencio de los inocentes” también compartió su lucha contra el alcoholismo , enfermedad que identificó tras una experiencia al volante que pudo haber terminado en tragedia. Fue entonces cuando decidió integrarse a un programa de 12 pasos en Los Ángeles , lo que marcó el inicio de su proceso de recuperación.
Más allá de su carrera como actor, Hopkins expresó cierta incomodidad con su profesión. Aseguró que, en comparación con quienes desempeñan trabajos físicos o comunitarios, él siente que “nunca ha tenido un empleo de verdad”, subrayando una sensación de desapego hacia su rol en la industria del entretenimiento.
El testimonio del actor reabre el debate sobre la neurodivergencia en adultos mayores, la utilidad de los diagnósticos y el estigma que aún persiste alrededor de la salud mental en figuras públicas.
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Foto: Redes sociales
Djs