En un entorno donde el machismo, la violencia y el estigma aún marcan la vida cotidiana, una película mexicana ha logrado abrirse paso y ser reconocida en uno de los escenarios más importantes del cine mundial. Se trata de "En el camino", dirigida por David Pablos, que este viernes fue galardonada con el Queer Lion en el Festival de Cine de Venecia, premio que reconoce a la mejor obra con temática LGBT+ presentada en cualquiera de las secciones del certamen.
La película, ambientada en el norte de México, explora la relación entre dos personajes masculinos que, en medio de un ambiente hostil, desarrollan un vínculo emocional y físico que desafía las reglas no escritas de la masculinidad dominante. “Veneno” es un joven que se gana la vida como trabajador sexual en las carreteras, mientras que “Muñeco” es un trailero rudo que esconde más de lo que deja ver.
Una historia íntima en un contexto difícil
Lejos de caer en clichés, la cinta apuesta por un retrato realista y sin adornos de una relación que surge en un entorno lleno de riesgos. El narcotráfico, aunque no aparece de forma directa, se percibe como una presencia constante que condiciona los movimientos y decisiones de los personajes. “El simple hecho de transitar ciertas rutas ya implica estar bajo el radar de los cárteles”, explicó el director en entrevista.
El proyecto, según el propio Pablos, surgió de su interés por el mundo de los camioneros y su hermetismo, una subcultura que pocas veces ha sido retratada desde la diversidad sexual. Para lograrlo, el cineasta colaboró con investigadores que han documentado la vida en las carreteras mexicanas, lo que aportó una base sólida a la narrativa.
Producción cuidada, representación sin adornos
Rodada principalmente en Janos, Chihuahua, una zona desértica cerca de Ciudad Juárez, la película utiliza el paisaje como un elemento más de la historia. La desolación y el abandono se sienten en cada escena, reforzando la idea de que los protagonistas no solo enfrentan el rechazo social, sino también un profundo aislamiento emocional.
Las escenas íntimas, que incluyen sexo explícito, fueron abordadas con profesionalismo: los actores trabajaron con una coordinadora de intimidad durante semanas para construir un ambiente de confianza y respeto.
xmh
