La industria pecuaria mexicana enfrenta un cierre de año marcado por contrastes, pues mientras el pollo sostiene buena parte del abasto nacional, el ganado bovino y porcino atraviesan uno de sus periodos más críticos debido a factores sanitarios, climáticos y económicos. Así lo muestra el comportamiento del sacrificio TIF entre enero y septiembre de 2025, donde las cifras confirman caídas relevantes en carne roja y un crecimiento moderado en la producción avícola.
El sacrificio de res en establecimientos Tipo Inspección Federal (TIF) registró 3.08 millones de cabezas, equivalente a una caída de 6.3% respecto a 2024.
Las causas principales son la sequía prolongada, la reducción de inventarios ganaderos y las limitaciones derivadas de la reaparición del gusano barrenador, que ha frenado la movilización de animales.
La oferta limitada ha obligado al país a incrementar 23% las importaciones de carne bovina, mientras los precios del ganado alcanzan niveles similares a los de Estados Unidos.
El sacrificio de cerdo sumó 7.81 millones de cabezas, una baja de 12.5% frente a 2024.
Detrás de esta caída están enfermedades como la Peste Porcina (PEV) y el PIERS, además del encarecimiento del alimento y los altos costos de producción.
México solo puede cubrir 48% de la demanda nacional de carne de cerdo, lo que lo mantiene entre los países con precios más altos del producto a nivel internacional.
El sacrificio de pollo alcanzó 989 millones de aves, un aumento de 4.6% anual.
Aun con este avance, la producción nacional apenas cubre 80% del consumo interno, por lo que México —junto con Japón— sigue entre los principales importadores de carne de pollo del mundo.
El sector continúa vulnerable a los precios internacionales del maíz, un insumo que determina la viabilidad económica de muchas granjas.
El comportamiento del sacrificio TIF muestra que la cadena de carne roja enfrenta presiones por clima, sanidad y costos, lo que genera mayor dependencia de importaciones y presiona los precios.
En contraste, la industria avícola opera con relativa estabilidad, aunque sin alcanzar la autosuficiencia.
Expertos advierten que, sin un plan integral para la recuperación ganadera, México podría terminar el año con un incremento notable de dependencia externa y presiones inflacionarias en proteínas de consumo básico.
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xmh