Lo digo muy en serio: me encantaría que me contrataran en la Cámara de Diputados como “asesora en aviación”. Sería mi sueño hecho realidad, porque cada vez que un legislador se queja amargamente de las sobreventas en los vuelos, yo solamente siento la imperiosa necesidad de jalarme los pelos.
Mientras nuestros legisladores –en general– se andan peleando, y más interesados en ser los más “mediáticos” en redes sociales y medios de comunicación, los temas urgentes quedan en un segundo plano, o hasta un tercero, si me apuran. Y no, no hablo sobre prohibir las sobreventas en la aviación; de hecho, ya están reguladas, y no es necesario hacer ninguna modificación, más bien a nuestros legisladores les falta conocer cómo funciona la industria aérea, y hacerlo del conocimiento público. Lo diré así: es mi sueño guajiro.
Sin embargo, un punto dónde sí que deberían poner toda la atención, es que con la llegada de la Inteligencia Artificial (IA) se viene una revolución en la forma de fijar las tarifas aéreas.
Todos en algún momento hemos vivido las famosas “tarifas dinámicas”, basadas supuestamente en la “demanda” que hay sobre un servicio, igual que en el transporte terrestre por aplicación (Apps), que se traducen en aumentos desproporcionados de precio por el mismo trayecto dependiendo de la hora en que se solicite.
Este es uno de los grandes motivos por los que, en la medida de lo posible, evito utilizar ese tipo de transporte; odio que no exista una tarifa uniforme y clara, porque me ha pasado que después de cobrar medio riñón, te llega tu tarjeta un cobro extra, derivada de un “ajuste”.
Por eso prefiero no usar la aplicación y cuando no tengo otra opción más que utilizar ese medio de transporte, mejor pago en efectivo. Ahora bien, en el caso de la aviación las tarifas de un vuelo funcionan de forma diferente, y sí, reconozco que de una manera “extraña”. La gente piensa que todos los asientos en un vuelo cuestan lo mismo, sin importar si vas sentado en ventanilla, en medio o en pasillo.
Pero la realidad es que un vuelo puede llegar a tener hasta 77 tarifas diferentes, y esto se debe a varios factores. Primero a cuántas clases maneja la línea aérea: una, dos, tres o más. Otro factor es el tiempo, pues si se adquiere el boleto con anticipación de un año, seis meses, una semana o el mismo día, el precio será distinto.
Un gran secreto para quienes gustan de cazar ofertas es comprar sus boletos con un año de anticipación, de esta forma incluso pueden pagar el vuelo a plazos con su tarjeta de crédito, y ganar puntos, millas o el derecho a hacer uso de la sala VIP, dependiendo de las reglas y programas de lealtad de cada línea aérea. En cambio, entre menos tiempo haya entre la fecha de compra y la del vuelo, el precio inevitablemente se incrementa.
Es normal que haya entre 35 y 40 tarifas distintas en el avión; quien compra con un año de anticipación va a tener las tarifas más bajas, e irá en aumento conforme se agreguen solicitudes, como asientos pre-asignados, etc.
Hasta aquí todo normal, pero ¿qué pasa cuando se utiliza la IA con el modelo de “tarifas dinámicas”? y peor aún ¿qué te parecería que el precio se fijara con base en tus datos personales?
Pues eso es precisamente lo que se viene, que ahora gracias a la IA, el precio ya no sea una “tarifa fija”, sino que con base en tus datos personales se cree una tarifa “dinámica”. Si tienes una urgencia de viajar, ya sea porque requieren tu presencia en un lugar, la IA subirá el precio del boleto de avión, porque sabe que lo vas a adquirir, como en el caso de tener que asistir a un funeral.
En las aerolíneas norteamericanas han estado experimentado el uso de la IA para detectar a clientes que puedan “pagar más” por un traslado aéreo; ellos lo llaman “individualizar la tarifa”. El nombre que le dan en el país vecino se llama “precios basados en la vigilancia” (surveillance pricing); ¡sí, claro! en vigilar todos y cada uno de los movimientos del usuario en cuestión. Ahora con la inteligencia artificial será fácil detectar desde rutinas de compra, gastos mensuales promedio y sitios que se visitan digitalmente.
Sabemos que nosotros mismos le proporcionamos a las redes sociales, y a otros lugares digitales, todos nuestros datos. El famoso “algoritmo” se la pasa arrojándote “sugerencias” de tiendas que podrías visitar si es que un día se te ocurre hablar de cambiar tus lentes; ahí es donde comienza la magia, y de pronto en tu teléfono comienzan a aparecer anuncios de ofertas y magníficas oportunidades en ópticas de todos colores y sabores.
Pues esta pensado que lo mismo pase, pero ahora con las tarifas aéreas; por el momento es en Estados Unidos donde han trabajado en implementar este tipo de “tarifa dinámica” en los vuelos, sin embargo, no todo ha sido miel sobre hojuelas, según el medio Xataka:
“En Delta Air Lines planteaban hacer justamente eso, pero la idea acabó conociéndose y siendo muy criticada. Tanto, que varios senadores estadounidenses publicaron una carta abierta exigiendo al CEO de la aerolínea que explicara esos planes. En Delta tenían la intención de eliminar los precios estáticos para sustituirlos por unos precios dinámicos que se ajustaban a lo que teóricamente cada cliente estaba dispuesto a pagar”
Aterricemos este caso con los vehículos por aplicación, una distancia de 5 kilómetros puede costar desde $50 pesos y por el uso de las tarifas dinámicas elevarse hasta en $300 pesos, y semanas después llegarte un cargo de $70 pesos por motivo de “ajuste” de la tarifa.
En realidad, las tarifas dinámicas son el pretexto ideal para robar en despoblado, porque al final todo puede influir para que se eleven los precios. Ahora llevemos esto a la aviación; de por sí el tema de las múltiples tarifas en el avión es complicado, y si a esto le sumamos una tarifa “dinámica”, que además es individualizada en función de tus formas de consumo, ya me parece terrorismo digital.
Una de las grandes metas, por lo menos en la región de Latinoamérica, es la democratización de las tarifas, que cada vez sean más asequibles a los bolsillos de la gente, pero la realidad es que se ha ido cumpliendo muy poco a poco. ¡Falta más!
Finalmente, utilizar la IA podría poner en riesgo esa democratización, porque la forma de consumir de un mexicano es muy distinta a la de un norteamericano, y eso no debe pasarse por alto. Aunque el e-commerce es una realidad, todavía no tenemos cifras que indiquen una masificación del consumo en línea.
Según cifras de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, A.C. (ANTAD), solamente el 4% de los mexicanos utilizan el e-commerce, ya que nuestros hábitos de consumo son muy presenciales, todavía.
Antes de que “nos gane” la IA, se debe de tener en cuenta la forma en cómo se viaja en México, qué necesidades tenemos como país, además de cuáles serían las implicaciones por andar -literalmente- “espiando” a los usuarios del transporte aéreo y cobrándoles tarifas más altas. En lo personal yo creo que sería contraproducente.
Buscamos la democratización de los vuelos; si lo hacemos con base en un algoritmo al que lo único que le importa es ver cómo te cobra más dinero, no creo que sea la mejor idea de negocio, porque además nuestro consumo personal no siempre refleja la realidad, como sucede con las redes sociales.
Este es un tema sobre el que urge legislar, buscando un equilibrio entre los usuarios y las aerolíneas, y no que de repente un día amanezcamos con la noticia que “x” aerolínea en México ha comenzado a utilizar este esquema de tarifas dinámicas en sus boletos de avión.
Ya vamos tarde, pues en el vecino país están viendo este tema desde el 2019 y estamos en pleno 2025. Cierro con lo que empecé, ojalá me contratasen como asesora en el Poder Legislativo.
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Columna de Ximena Garmendia en SDP Noticias
Foto Especial
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