Para estar en política hay que tener cola corta, trompa larga y piel gruesa, dicen quienes han transitado por los vericuetos de la actividad pública y han conseguido salir con la reputación ilesa, la dignidad intacta y el reconocimiento público.
La cola ha de ser tan corta que será imposible que los adversarios la pisen, la extensa trompa para poder olfatear los riesgos de la rudeza en la política y la piel gruesa para resistir el ataque opositor. Tiene lógica porque solo unos cuantos han podido reunir esas características.
El imberbe presidente municipal de Huejotzingo, Roberto Solís, no será de esa estirpe porque su condición es otra. Mala entraña, ha sido artífice de campañas de denuesto para luego esconderse en el anonimato.
Como el resto de quienes buscan jugar en las ligas de poder, comienza a cargar con un estigma para el que él mismo ha contribuido. En las últimas horas abrió un frente con la organización Antorcha Campesina que ya lo acusó de lanzar amenazas a través de mensajes de WhatsApp, que de confirmarse, significaría un nuevo frente abierto… para su gobierno y para el estado.
Ahora que su municipio se colocó en el foco nacional por el caso de la supuesta golpiza que recibió un reo en el penal de ese municipio de parte de un custodio, siguió el camino fácil de acusar a las administraciones del pasado, lavarse las manos y nada de a muertito.
Y como la figura política que le antecedió en el encargo también posee vitrina mediática y voz, le reviró. Es diputada por el distrito VIII y presidenta de la Comisión de Turismo en el Congreso, Angélica Alvarado que salió al paso de los señalamientos de Solís, el lenguaraz edil.
“Insisto, ya tienen un año en el cargo. En algún momento yo como presidenta municipal pedía a la Dirección de Ceresosque me hicieran inspecciones de manera periódica; es decir, yo no estaba esperando al gobierno del estado, justo para estar al pendiente de lo que estuviera haciendo el director o los custodios porque si no te vuelves parte de algo, no puedes ser omiso”, dijo Alvarado.