Bruselas, Bélgica. – El acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur volvió a tambalearse luego de que Francia expresara su rechazo de último momento al texto final, generando tensión política y protestas de agricultores en varios países europeos. El pacto, que busca unir los mercados de los 27 países de la UE con los de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia , lleva más de 25 años de negociaciones y estaba previsto para ser firmado antes de fin de año.
El primer ministro francés, Sébastien Lecornu , calificó el acuerdo actual como “inaceptable” y afirmó que no existen condiciones para su aprobación en el Consejo Europeo. Su postura se suma a las objeciones de Polonia, Austria y Países Bajos , países que comparten el temor de que los productos agrícolas del Mercosur entren en el mercado europeo a precios más bajos que los locales, elaborados bajo regulaciones ambientales y sanitarias más estrictas .
Francia argumenta que el bloque sudamericano no ha aceptado replicar los estándares europeos en materia de pesticidas, bienestar animal y sostenibilidad. Lecornu reconoció las medidas recientes de la Comisión Europea —como el aumento de inspecciones y controles sanitarios a las importaciones—, pero insistió en que “el riesgo para los agricultores europeos sigue siendo inaceptable”.
El acuerdo UE-Mercosur contempla la eliminación gradual de aranceles sobre casi todos los bienes intercambiados en un período de 15 años , a incluir un mercado de 780 millones de personas y representando cerca de una cuarta parte del PIB mundial . Si se ratifica, se beneficiarían sectores como el vino, la soja, los minerales y los productos farmacéuticos, con un ahorro estimado de 4.260 millones de dólares anuales en aranceles.
No obstante, sus críticos advierten que el pacto podría perjudicar gravemente al sector agrícola europeo , especialmente a los productores de carne, lácteos, vino y aceite de oliva, sometiéndolos a una competencia que consideran “desleal” y “ambientalmente insostenible”. Agricultores franceses, italianos y holandeses han comenzado a movilizarse con tractores rumbo a Bruselas , donde se espera una semana de manifestaciones coincidiendo con la cumbre del Consejo Europeo del jueves.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen , y el presidente del Consejo Europeo, António Costa , tenían previsto firmar el acuerdo el 20 de diciembre en Brasil , pero las crecientes presiones internas podrían obligar a posponer la votación hasta 2026 .
Para la Unión Europea, el pacto con el Mercosur es una pieza clave de su estrategia geopolítica , especialmente tras la ofensiva arancelaria de Estados Unidos , que este año impuso un gravamen del 15% a la mayoría de las importaciones europeas . Bruselas busca ampliar su red de acuerdos comerciales bilaterales con socios estratégicos, tanto en América Latina como en Asia, para diversificar su economía y reducir la dependencia de Washington y Pekín .
El portavoz de la Comisión Europea, Olof Gill , defendió el acuerdo argumentando que su firma “reforzaría la credibilidad geopolítica de la Unión” y permitiría a ambos bloques “colaborar en desafíos globales como el cambio climático, la seguridad económica y la defensa del orden internacional basado en normas”.
Sin embargo, la resistencia del sector agrícola sigue siendo fuerte. En Francia, los sindicatos agrarios consideran que los compromisos de Bruselas no son suficientes . La Comisión prometió distribuir más equitativamente los subsidios agrícolas , valorados en 50.000 millones de euros anuales , y reducir la burocracia , pero los agricultores continúan exigiendo protecciones más firmes .
En octubre, la Comisión introdujo un mecanismo que permite investigar las importaciones del Mercosur cuando sus precios sean 10 % inferiores a los productos europeos, con la posibilidad de retirar beneficios arancelarios a los infractores. En diciembre, también propuso reforzar las inspecciones fronterizas para detectar el uso de pesticidas prohibidos , aunque estas no han calmado las medidas francesas.
Con las negociaciones en punto muerto, Bruselas enfrenta la presión de los agricultores y el riesgo de perder credibilidad internacional si el acuerdo vuelve a estancarse. “La UE no puede permitirse más retrasos si quiere mantener su influencia comercial ante países como Indonesia o India”, advirtió la analista Alicia García-Herrero , del Instituto Bruegel.
Las próximas horas serán decisivas para determinar si el histórico pacto entre Europa y Sudamérica finalmente se concreta o si queda nuevamente congelado por divisiones internas y temores económicos .
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Foto: Redes Sociales
Djs
