La UNAM a la vanguardia en instrumentación sísmica

Por marcoa , 9 Septiembre 2025
Sumario
Así como en telecomunicaciones e ingeniería civil con el sismo de 1985; el Laboratorio Mesa Vibradora, única en su tipo en México y Latinoamérica
Cuerpo de la Nota

México.- No todas las huellas que dejó el sismo ocurrido hace 40 años en México, el 19 de septiembre, son negativas porque ese fenómeno natural obligó al país y a la Universidad Nacional Autónoma de México a intensificar el estudio e investigación sismológica, además a incrementar su equipamiento y modernización en la materia, lo que redundó en lo que en la actualidad es el Servicio Sismológico Nacional (SSN).

El SSN, a cargo del Instituto de Geofísica (IGEF) de la UNAM y que el 5 de septiembre cumplió 115 años de operaciones, es uno de los centros de monitoreo más avanzados de Latinoamérica; está equipado con tecnología de punta que trabaja las 24 horas los 365 días del año.

Para replicar sus capacidades en materia de almacenamiento y procesamiento de información, y garantizar la continuidad de sus operaciones en caso de que fallara la estación central en Ciudad Universitaria, el 14 de septiembre de 2023 fue inaugurado el Centro Alterno de Monitoreo, instalación espejo del SSN, en Pachuca, Hidalgo.

Se sitúa en el “Distrito de Educación, Salud, Ciencia, Tecnología e Innovación”, en San Agustín Tlaxiaca, municipio conurbado a la ciudad de Pachuca, Hidalgo.

Cuenta con un sistema de videovigilancia CCTV (circuito cerrado de televisión, sistema de control de acceso y de alerta de instrucciones. Cinco servidores de cómputo, un sistema de almacenamiento de 170 terabytes, un videowall de 6 x 2 metros, equipo de usuario y software especializado; salida a internet de 100 megabytes por segundo, un ruteador, switches y puntos de acceso Wi-Fi.

Más tecnología

Además, esta casa de estudios también dispone del Laboratorio de la Mesa Vibradora, del Instituto de Ingeniería (II UNAM), el cual es un simulador de sismos, cuyo fin es incrementar el conocimiento sobre estos fenómenos naturales y generar criterios que permitan mejoras a los reglamentos y normas de construcción en el país, explican los expertos universitarios Roberto Durán Hernández y Jorge Alberto Estrada Castillo.

En México el sismo de septiembre de 1985 fue un parteaguas, principalmente en términos de instrumentación sísmica, telecomunicaciones e ingeniería civil, áreas que a partir de entonces se impulsan en la Universidad de la nación y han disminuido riesgos para la población.

Roberto Durán, responsable de dicho Laboratorio, indica que la mesa es única en su tipo en México y Latinoamérica. A partir de su puesta en marcha en junio de 1997 ha colocado a la UNAM a la vanguardia en los estudios de ingeniería sísmica. “Brinda apoyo a constructoras para observar el comportamiento de equipos e inmuebles durante grandes sismos”.

Tiene cuatro metros por lado y cinco grados de libertad (dos desplazamientos y tres giros) donde estudiantes y personal de investigación realizan evaluaciones estructurales de edificios y sistemas de construcción. Debido a los nuevos requerimientos para la industria eléctrica, empresas y organismos de ese ramo acuden a efectuar ensayos; sus servicios se extienden a otras universidades.

Recuerda que este dispositivo fue una donación de la empresa japonesa Kajima; está integrado por un novedoso sistema de simulación: una plataforma con capacidad de hasta 20 toneladas, actuadores servohidráulicos, sistema de bombeo y enfriamiento, controlador y sistema de adquisición de datos, lo que brinda la posibilidad de saber cómo responderán las edificaciones.

Es importante señalar que algunos resultados obtenidos por expertos en ese laboratorio están integrados en los reglamentos de construcción de la Ciudad de México, y las mejoras a la normatividad desde hace cuatro décadas se llevan a cabo con base en estudios, asevera el universitario.

Y abunda: su ubicación en Ciudad Universitaria responde al hecho de que el país forma parte de una zona de alta sismicidad y aunque en la capital no se generan temblores de gran magnitud, los efectos de los que ocurren en las costas, por las características de nuestro suelo, afectan a los inmuebles.

En 1985 el II UNAM y el SSN instalaron una serie de acelerómetros triaxiales en diferentes puntos de la capital de la República mexicana, con el objetivo de lograr la regionalización sísmica. En la actualidad se aplican microzonificaciones en las tres zonas donde está asentada la urbe, lo que ha permitido mayor comprensión del comportamiento del suelo.

Hasta ese año había aproximadamente 10 instrumentos. Ahora hay varios cientos, lo que permite tener registro en un punto específico; se toman los datos y aquí se reproducen para observar el comportamiento de alguna estructura.

Con la mesa vibradora se trabaja en la formación de recursos humanos, vinculación con la industria y en la certificación de equipo, siempre pensando en el bienestar de la sociedad, puntualiza.

Durán Hernández menciona que, junto con la UNAM, otras universidades internacionales de prestigio se postularon como candidatas para obtener ese instrumento, entre ellas la de Columbia Británica, en Canadá; California en Irving, Minnesota, y la de Princenton, ambas en Estados Unidos; la de Chile; así como el Instituto Torrija en España.

Sin embargo, el Instituto de Investigación Técnica de la empresa Kajima de Tokio, Japón, decidió que la institución idónea para recibir esta donación era la UNAM por contar con un lugar adecuado para su instalación en el II UNAM y tener investigadoras e investigadores quienes poseían experiencia en la operación y ensayos con este tipo de instrumentos.

En expansión

Las profundas cicatrices sociales que dejó el terremoto de septiembre del 85 impulsaron el desarrollo de la instrumentación sísmica y las contribuciones del SSN -dependiente del IGEF a partir de 1948- a la investigación científica, apunta el responsable de Instrumentación y Mantenimiento del Servicio Sismológico Nacional, Jorge Alberto Estrada Castillo.

En 1986 se integró al Sismológico la Red Sísmica de Apertura Continental, con la intervención de Cinna Lomnitz, geofísico reconocido en Latinoamérica. “Esa era la parte digital que se transmitía por enlaces de líneas privadas de telefonía; eran caras y de forma constante había problemas de comunicación, básicamente por dificultades de electricidad”.

Hoy en día, manifiesta, se tienen instaladas más de 100 estaciones de monitoreo, entre ellas al menos 65 de banda ancha distribuidas estratégicamente en el territorio nacional, desde Tijuana hasta Tepich, Quintana Roo; además se planea la instalación de nuevas estaciones de banda ancha dentro de los próximos 18 meses, lo que representará un incremento sustancial en la capacidad de monitoreo sísmico en el territorio nacional.

Adicionalmente está la red sísmica del Valle de México con 12 estaciones de banda ancha y la red sísmica delegacional de la capital mexicana con 16 observatorios. Ambas transmiten en tiempo real sus datos directamente hacia el SSN -el cual en 1910 inició operaciones en la Estación Central de Tacubaya- para integrarlos a los registros mediante los sistemas de adquisición y procesamiento Earthworm y Seiscomp.

A decir de Estrada Castillo, la principal contribución del Sismológico es, sin duda, el desarrollo y consolidación de la Red de Banda Ancha. Su capacidad y sensibilidad permite que nuestras investigadoras e investigadores incrementen la precisión e idoneidad de sus indagaciones, así como el desarrollo y mejoramiento de los reglamentos de construcción.

Con toda esta infraestructura, dicha instancia ha mejorado y ampliado el óptimo monitoreo sísmico del país, incrementado su capacidad de localizar y calcular con mayor precisión la magnitud de cualquier evento de esta naturaleza en el territorio nacional. Incluso, es posible registrar en detalle los terremotos en otras latitudes, como los recientes en Indonesia, Chile, Japón o Rusia.

Además, aclara, la información que genera se comparte con especialistas de la UNAM y con otras instituciones dedicadas a la sismología en México y el extranjero.

Jorge Alberto Estrada –quien junto con colegas de Instrumentación se dedica a verificar la funcionalidad y capacidad de los instrumentos de las estaciones sísmicas de la Red de Banda Ancha– rememora que la instalación de la primera estación fue a finales de la década de 1980 con el apoyo del ahora IPGP Geoscope de Francia; está situada en “El Pozo” de Ciudad Universitaria, a un costado de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.

Anticipa que a finales de 2025 y durante los primeros seis meses de 2026 se proyecta la instalación de, al menos, 20 nuevas estaciones sísmicas de banda ancha, desde Yucatán hasta Nuevo León; el estado más beneficiado será Michoacán, con unas tres. El compromiso es colocar por lo menos 38 durante los siguientes dos años, concluye.

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La UNAM ha intensificado el estudio e investigación sismológica.
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