México.- La vida en el mar profundo está mucho más conectada que aquella que habita en aguas poco profundas, reveló un estudio internacional publicado en la revista Nature, en el que participó Francisco A. Solís Marín, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM.
El estudio “Conectividad espacio temporal de la fauna en los fondos marinos globales” –liderado por el Museo de Victoria, Melbourne, Australia (https://www.nature.com/articles/s41586-025-09307-1)– “representa la primera vez que se mapean tantas especies de ofiuros a partir de genomas, lo cual sólo ha sido posible gracias a una colaboración internacional, ya que implica una inversión millonaria”, consideró el universitario.
Los ofiuroideos, explicó, son un grupo de equinodermos muy cercanos a las estrellas de mar; las diferencias tangibles son que las segundas tienen cinco brazos y un cuerpo obeso elevado, mientras que los primeros están aplanados y pueden tener cinco o más brazos. Su importancia radica en que están presentes en todos los ambientes marinos, desde la superficie hasta las zonas abisales.
Añadió que en el mar profundo –es decir, a partir de los 200 metros de profundidad– los animales muestran una mayor interconexión, ya que mantienen más interrelaciones entre sí que aquellos que habitan en zonas someras.
“El anterior es un hito muy importante, un nuevo paradigma que debe estudiarse, pues no hace muchos años creíamos prácticamente lo contrario: que las zonas someras permitían que las especies se conocieran más fácilmente, que se reprodujeran entre ellas y que crearan nuevas especies; y resulta que es en el mar profundo donde esto sucede con mayor frecuencia, que ahí están superinterconectadas”.
Francisco A. Solís señaló que por muchos años la ciencia se ha dado a la tarea de analizar el origen de la vida. Y en el modelo actual de investigación se busca responder si las especies marinas provienen de aguas profundas o someras. “Resolver esta pregunta no sólo permite comprender la evolución de las especies, sino también la formación de los continentes”, agregó.
“Ese campo de estudio se conoce como biogeografía, y parte de la idea de que, si ciertos animales resultan ser los más antiguos, entonces la porción de tierra donde habitan también corresponde a una de las más antiguas. De ahí la relevancia del estudio, que conecta la historia de la vida con la de la Tierra misma”, enfatizó.
Ahora, prosiguió, se debe situar el mar profundo como una zona dinámica llena de procesos de evolución y con conexión entre especies.
Sobre la Colección Nacional de Equinodermos María Elena Caso Muñoz de la UNAM y su papel en el estudio publicado por Nature, el también curador de la misma dijo que fue una de las 48 colecciones científicas contempladas en la investigación. “Aportó datos de muchas partes de México, pero, sobre todo, del océano Atlántico, la zona del Golfo de México”.
Reiteró que el análisis no se limita a la observación morfológica de los ejemplares bajo la lupa o el microscopio, sino que también implica la extracción de ADN, lo cual permitió realizar los estudios genéticos correspondientes.
Si las especies de mar profundo se conectan más rápido y también se extienden con mayor facilidad, ¿este hecho las hace más vulnerables frente al cambio climático o a la actividad humana? “A grandes profundidades (10 kilómetros), en esas aguas oscuras y frías todavía no se siente tanto su impacto como en las zonas someras, pasa todo lo contrario a lo que se está viviendo de 0 a 10 metros”.
No obstante, manifestó que las actividades humanas sí pueden afectar, como es el caso de la minería de mar profundo, respecto de la cual Estados Unidos de América está presionando mucho para realizarla, además de otros países de economías muy fuertes, con el propósito extraer del fondo marino minerales como el manganeso, el cual es esencial para la fabricación de celulares y computadoras.
Solís Marín detalló que los nódulos de ese elemento tienen una alta demanda, por lo que cada vez son más explotados; pero al dragar los fondos marinos para obtenerlos, se destruyen gravemente los hábitats de numerosas especies.
“Podríamos sorprendernos si pensamos cómo los procesos del mar profundo están ligados a nuestra vida diaria. Solemos ignorar que la mayor parte del oxígeno del planeta proviene del océano y la mayoría de éste es mar profundo”, finalizó.
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Foto Cortesía Luis Manuel Mejía Ortiz.
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