México.- Aunque suele asociarse principalmente con los hombres cisgénero, la testosterona también juega un papel fundamental en el cuerpo de las mujeres cisgénero, tanto en su sistema reproductivo como en los procesos metabólicos. Además, también cumple un rol importante en la salud de personas trans, intersex y no binarias, aunque esta nota se centra en las mujeres cisgénero.
Sin embargo, aún existen muchos mitos y desconocimiento alrededor de esta hormona en el cuerpo femenino. ¿Qué función cumple realmente y cómo afecta al equilibrio de salud de las mujeres?
“La testosterona es una hormona que es sintetizada por las gónadas (ovarios y testículos), y, a partir de un metabolito secretado por la glándula adrenal (el DHEA), múltiples tejidos del cuerpo producen testosterona de manera local. Es por eso que su función no se limita a la función reproductiva”, explicó en entrevista Lu Ciccia, investigadora del Centro de Investigaciones de Estudios de Género.
Otras funciones
De acuerdo con Lu Ciccia, la testosterona contribuye a la diferenciación de la genitalidad externa en el ambiente fetal y, en la vida adulta, se relaciona con la producción de óxido nítrico, un neurotransmisor que contribuye al aumento del flujo sanguíneo.
Cuando aumenta el flujo sanguíneo se tienen erecciones, tanto en el pene como en el clítoris.
Una hormona presente y activa en mujeres cisgénero
En mujeres cisgénero, en edad reproductiva, la testosterona usualmente circula en niveles superiores a los niveles de estradiol, el principal estrógeno. Este dato cuestiona la idea de que la testosterona es una «hormona masculina» y demuestra no sólo que también es clave en la fisiología femenina, sino que “en mujeres cisgenero las concetraciones de testosterona suelen ser mayores que las concentraciones de estrógeno, afirma Ciccia.
Desde finales de los años 80, diversas epistemólogas feministas han criticado la clasificación de estas hormonas como «hormonas sexuales». Esta etiqueta ha alimentado un imaginario binario que limita el entendimiento de la testosterona a cuerpos con pene. Pero como explica Ciccia, la testosterona tiene funciones fundamentales en todas las corporalidades: en el metabolismo, el sistema inmune y el sistema genital.
Variaciones según el estilo de vida
A diferencia de lo que se cree, los niveles de testosterona no están genéticamente fijados. Fluctúan a lo largo del día, del año y, sobre todo, según las prácticas y hábitos de las personas. Por ejemplo, estudios de la neuroendocrinóloga Sari Van Anders revelaron que los contextos de competencia se correlacionan con un aumento en los niveles de testosterona, mientras que las prácticas de cuidado correlacionan con una disminución.
Además, en cierto tipo de eventos deportivos se correlacionan con una disminución de los niveles de testosterona. En este punto Ciccia alerta de no tomar estos hechos en un sentido causalista y lineal. Es decir, “lo observado no significa que si yo me comprometo ahora con prácticas de competencia mis niveles de testosterona aumentaran. En contraste, se trata de correlaciones no de leyes universales, y estas correlaciones deben entenderse en términos de simultaneidad, dos hechos que suceden al mismo tiempo (prácticas de competencia que dialogan simultáneamente con nuestros niveles de testosterona), y no en términos causales (es decir, la idea de que las prácticas de competencia “causarían” un aumento en los niveles de testosterona).
“Esta correlación refleja lo que denomino nuestra potencialidad biológica, y confirma que nuestros niveles de testosterona no están mecánicamente programados”.
En el ámbito deportivo se ha documentado el llamado hipogonadismo de los atletas: en algunos casos se observa una reducción de hasta el 50% en los niveles de testosterona en hombres cisgénero que participan en deportes de resistencia. Sin embargo, estas personas no presentan síntomas clínicos negativos, lo que sugiere que sus cuerpos se adaptan a las necesidades metabólicas específicas de sus estilos de vida, sin que eso implique una patología o mal funcionamiento.
Alimentación, energía y testosterona
La testosterona es una hormona esteroidea derivada del colesterol, al igual que otras como la progesterona y el estradiol. Cuando la ingesta calórica es baja y el gasto energético elevado, el cuerpo prioriza funciones vitales y reduce la producción de estas hormonas. Este fenómeno es evidente en la llamada amenorrea atlética: mujeres cisgénero atletas que dejan de menstruar debido al estrés energético.
Incluso sin dejar de menstruar, una mujer cisgénero puede tener baja producción hormonal si su dieta no cubre sus necesidades energéticas. Esto afecta la masa muscular y la salud vaginal, ya que la testosterona está implicada en la síntesis de glucoproteínas que mantienen la vagina húmeda y protegida. Su ausencia puede derivar en resequedad, dolor y mayor riesgo de infecciones.
Receptores androgénicos en la vagina
Contrario al mito de que la salud vaginal depende solo de los estrógenos, se ha demostrado que también existen receptores androgénicos, es decir, receptores específicos para la testosterona. Esta hormona cumple un rol directo e independiente en la fisiología vaginal, más allá de su conversión a estrógenos a través de la enzima aromatasa.
Cuestionar la mirada testocéntrica
Las regulaciones deportivas que exigen niveles de testosterona específicos para competir en la categoría mujer, refuerzan una interpretación que Ciccia caracteriza de testocéntrica. Se asume que la testosterona determina la superioridad atlética de la masculinidad cisgénero, cuando no hay evidencia sólida que lo respalde.
Además, se ha exagerado el rol de la testosterona en funciones como la densidad ósea, cuando es el estrógeno quien tiene un papel central en esta última, incluso en corporalidades con pene. En este punto Ciccia subraya que, en efecto, en el tejido óseo la testosterona es convertida vía aromatasa en estradiol, actuando sobre receptores estrógenicos y dando cuenta de porqué son los estrógenos los fundamentales para la densidad ósea, y no la testosterona.
En cuanto los efectos de la testosterona en el desarrollo muscular, es necesario considerar que también otras hormonas, como la insulina y la hormona de crecimiento, son igualmente necesarias, como también el consumo de aminoácidos provenientes de la dieta.
Hacia una biología menos binaria
Los niveles de hormonas como la testosterona o el estradiol están en diálogo con nuestros hábitos y estilos de vida. Si rompemos con las prácticas binaristas que suponen las normativas de género, podríamos observar una mayor diversidad en las concentraciones hormonales.
«No es que haya niveles normales-universales de testosterona. Hay niveles óptimos para cada cuerpo según sus prácticas, necesidades y contexto», señala Ciccia.
Este enfoque invita a pensar la biología desde una mirada no reductivista, donde las hormonas son parte de un entramado dinámico y complejo de interacciones entre nuestros cuerpos y sus contextos.
7 Funciones de la testosterona
En entrevista con Julieta Anabell Díaz Juárez, académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, explicó que la testosterona es una hormona que cumple funciones muy importantes.
De hecho ayuda a mantener:
1.- Fuerza muscular: mantiene la fuerza muscular en las mujeres. La disminución de esta hormona puede favorecer la sarcopenia, y su relación con la obesidad es bidireccional: la baja testosterona contribuye al aumento de grasa corporal, pero la obesidad también reduce la producción hormonal.
2.- Huesos saludables: tener un buen nivel de testosterona contribuye a mantener los huesos saludables, sin osteopenia u osteoporosis.
3.- Concentración mental: esta hormona tiene actividad en regiones del cerebro como el hipocampo y la corteza prefrontal, áreas implicadas en funciones cognitivas como la memoria, la atención sostenida y la toma de decisiones.
4.- Salud emocional: niveles bajos de testosterona pueden alterar neurotransmisores como dopamina y serotonina, lo que influye en el estado de ánimo. Contribuye al equilibrio emocional, aunque la depresión es multifactorial.
5.- Aumenta la líbido: la testosterona estimula áreas del cerebro relacionadas con la atracción, el interés sexual y la fantasía. Cuando sus niveles están equilibrados, favorece la iniciativa sexual, la frecuencia del deseo espontáneo y la sensibilidad a estímulos eróticos.
6.- Mantiene la piel y el cabello saludable: la testosterona también se encarga de mantener la piel y el cabello saludables, si ésta se reseca y el cabello es quebradizo y se cae, puede ser una señal de testosterona baja.
7.- Salud vaginal: la testosterona mejora la respuesta al placer al aumentar la lubricación vaginal, la sensibilidad genital y la intensidad de los orgasmos.
En todas las etapas
En la etapa fetal, la testosterona es importante para la diferenciación de los genitales externos y de algunas estructuras cerebrales. En ciertos casos, su ausencia puede llevar a condiciones como genitales ambiguos o problemas neurológicos específicos.
En la adolescencia, la testosterona contribuye a los cambios físicos y conductuales propios de esta etapa. La presentación de las características sexuales secundarias aumentan los niveles de testosterona en sangre, los cuales pueden determinarse a través de un análisis de sangre en el que se obtiene la testosterona total y la testosterona libre. La edad, la genética, la obesidad y el ciclo menstrual son algunos factores que modifican los valores de esta hormona, añadió Julieta Díaz.
Sin embargo, si surge una enfermedad endócrina y la persona sube de peso o pierde masa muscular, esto se verá reflejado en un nivel bajo de testosterona, destacó la académica de la Facultad de Medicina.
La disminución muscular en las mujeres regularmente se da en la menopausia o postmenopausia, porque antes hay otras hormonas que son protectoras como son los estrógenos, que ayudan a mantener los huesos y los músculos saludables.
Los niveles en el ciclo menstrual
De acuerdo con Julieta Díaz existen dos formas de medir esta hormona: la testosterona total y la testosterona libre, siendo esta última la que realmente tiene actividad biológica. “La libre es la que está encargada de todas estas funciones, es la activa”.
En el caso de las mujeres, la testosterona se produce en las células de la teca (capa de tejido que rodea los folículos) en los ovarios, así como en las glándulas suprarrenales. Su concentración no es constante: varía con la edad y también a lo largo del ciclo menstrual. Por ejemplo, durante la ovulación, los niveles alcanzan su punto más alto, mientras que en otras fases del ciclo pueden disminuir considerablemente.
“Pueden llegar a tener 25 o 70 nanogramos por decilitro, y en otras etapas, bajar hasta 15 ng/dl”, precisó la entrevistada. Estos cambios son normales y forman parte de la compleja danza hormonal que ocurre en el cuerpo femenino mes con mes.
En la etapa de la ovulación es cuando más se produce esta hormona y en la menstruación es el punto más bajo, agregó la académica universitaria.
Cuándo monitorearla
Hay varios puntos donde se debe monitorear la testosterona. Por ejemplo, en la adolescencia se debe realizar una medición si se tiene fatiga, si hay obesidad, falta de deseo, no sólo de libido, sino de su actitud ante la vida.
De hecho, muchas veces se confunde la depresión asociada a la obesidad con que “le gusta estar dormido” y es entonces cuando se deben buscar otros factores que pudieran contribuir a una disminución hormonal, como son los trastornos menstruales destacó la experta en la materia.
Después hay un pico entre los 20 y 30 años, por ejemplo, si la mujer no se puede embarazar podría ser porque tiene niveles muy altos de testosterona.
La siguiente etapa importante es la perimenopausia (períodos antes de que deje de existir la menstruación), la cual se presenta antes de la menopausia (ausencia de la menstruación durante un año).
Finalmente, Julieta Díaz recomendó a todas las mujeres realizarse un perfil hormonal en todas las etapas de su vida para que siempre estén saludables.
¿Quieres mantenerte a tanto de todas las noticias hoy en Puebla? ¡Explora más en nuestro portal ahora mismo!
Foto Especial
mala