En un mediano plazo habrá toda una reconfiguración de la industria automotriz en el mundo, empezando por Estados Unidos.
Los fabricantes de automóviles estadounidenses han organizado una campaña de cabildeo sobre los aranceles de la administración Donald Trump a los autos pesados, en una lucha que enfrenta a los fabricantes de automóviles tradicionales de Detroit.
El presidente de Estados Unidos anunció el lunes pasado en una publicación en Truth Social un arancel del 25 % sobre todos los camiones medianos y pesados que Estados Unidos importe y entrará en vigor el 1 de noviembre. No hay otros detalles sobre el arancel, incluyendo si se harán exenciones o excepciones.
El plazo llega apenas cuatro días antes de que la Corte Suprema comience a escuchar los alegatos en un caso histórico sobre aranceles que podría revertir gran parte de los impuestos fronterizos impuestos por el presidente hasta ahora.
Trump había anticipado este arancel el pasado 25 de septiembre, con el objetivo de igualar las condiciones para la industria estadounidense de fabricación de camiones.
“Para proteger a nuestros grandes fabricantes de camiones pesados de la competencia desleal del exterior, impondré un arancel del 25 % a todos los ‘camiones pesados’ fabricados en otras partes del mundo”, dijo Trump.
Los camiones fabricados en el extranjero, incluidos los de Daimler Truck de Alemania e International Motors, suelen fabricarse en México e importarse sin aranceles gracias al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), siempre que aproximadamente dos tercios de las piezas del camión se fabriquen en América del Norte.
Stellantis presionó a la administración Trump en los últimos días para que exima o suavice el arancel de 25 por ciento que, de lo contrario, podría afectar a las camionetas Ram que la compañía produce en México.
La petición no cayó bien a General Motors y Ford, sus rivales, instaron a los funcionarios de la administración de Trump a desestimar la solicitud.
Ford argumentó que proteger a Stellantis de los aranceles le otorgaría a la compañía una ventaja en costos sobre las camionetas ensambladas en Estados Unidos que contienen piezas importadas que ya están sujetas a aranceles, explicaron.
General Motors informó a funcionarios gubernamentales que, si Stellantis obtiene exenciones para las camionetas, otros fabricantes de automóviles también las querrán, y el fabricante de camionetas Chevrolet y GMC, con sede en Detroit, debería obtener una para sus otros modelos fabricados en México, según una de las fuentes.
El anuncio de que Ford, General Motors y Stellantis regresan parte de su producción a Estados Unidos fue provocado por las amenazas de aranceles del gobierno de Estados Unidos, especialmente bajo la administración Trump. Las empresas buscan reducir los costos derivados de los impuestos a la importación y cumplir con la presión para aumentar el contenido de fabricación estadounidense en sus vehículos.
General Motors anunció en junio de 2025 una inversión de 4 mil millones de dólares para trasladar de México a Estados Unidos la producción de los modelos Blazer y Equinox. El movimiento se concretará en tres plantas estadounidenses, con el fin de incrementar la fabricación en su país de origen. La decisión se tomó a raíz de la presión del gobierno estadounidense para traer de regreso la producción automotriz.
Stellantis, la compañía, que incluye marcas como Jeep y Ram, informó en 2025 sobre el traslado de parte de la producción de camionetas pickup de México a Míchigan. Además, revivirá la producción del motor V8 Hemi en Estados Unidos, la cual anteriormente se realizaba en México.
Como parte de un acuerdo con el sindicato United Auto Workers (UAW) en 2023, Stellantis acordó reabrir una planta en Belvidere, Illinois, para producir una nueva camioneta y el Dodge Durango a partir de 2027.
En 2024, Ford reafirmó su posición como el mayor fabricante de automóviles en Estados Unidos, con la mayoría de los vehículos exportados y trabajadores por hora empleados: Ford anunció en enero de 2024 que aumentaría la producción en Estados Unidos de algunos modelos de gasolina, mientras que reduciría la de su camioneta eléctrica F-150 Lightning.
Aunque Ford ya cuenta con un alto porcentaje de vehículos ensamblados en EE.UU., ha expresado su apoyo a aranceles que beneficien la producción nacional, especialmente en la categoría de camiones pesados. Sin embargo, también ha desafiado las presiones al aumentar su producción en México en medio de las amenazas de aranceles en abril de 2025.
Las políticas arancelarias de la administración de Trump han influido significativamente en las decisiones de producción de los fabricantes automotrices, afectando especialmente las operaciones en México y Canadá.
Los cambios de producción anunciados por estas empresas han generado incertidumbre en México, aunque el gobierno ha buscado asegurar que las armadoras no abandonarán por completo el país.
La disputa entre los fabricantes de automóviles gira en torno al negocio más rentable de Detroit: Las camionetas grandes. Stellantis fabricó 206 mil 962 camionetas medianas Ram 2500 y 3500 en su planta de Saltillo, México, el año pasado, según la firma de investigación automotriz S&P Global.
En el peor de los casos, el arancel podría costarle a Stellantis alrededor de 2 mil millones de dólares en ingresos operativos ajustados anuales, según estimaron los analistas de UBS en un informe del 1 de octubre.
Ford fabricó cerca de 400 mil camionetas Super Duty en plantas de EU, mientras que GM ensambló aproximadamente 266 mil camionetas de servicio mediano en Estados Unidos el año pasado.
El director ejecutivo de Ford, Jim Farley, expresó su entusiasmo por un arancel de 25 por ciento sobre las camionetas pesadas importadas para proteger a los fabricantes estadounidenses durante una entrevista con CNBC el 30 de septiembre.
“Esto es un gran avance para nuestro país y para Ford”, declaró Farley, señalando que la compañía fabrica todos sus vehículos pesados en EU.
La industria automotriz mundial está ante un nuevo escenario, mientras en México decae la inversión extranjera directa, que en gran parte es para la producción de autopartes y vehículos.
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