México.- Cuando la luz entra por nuestros ojos, pasa primero por la córnea, recorre la pupila, el iris, el cristalino y algunas otras capas hasta llegar a la retina, en donde se transforman los impulsos lumínicos en eléctricos y en señales nerviosas. Éstas llegan al cerebro, procesa esta información visual y somos capaces de ver.
En el centro de la retina se encuentra la mácula, una pequeña mancha café que es la zona de mayor visión y la responsable de que podamos leer, ver la cabecita de un alfiler u observar los detalles de una pintura.
Dos factores que pueden dañar la mácula son la edad y los antecedentes familiares. Uno de los padecimientos comunes en los mayores de 50 años es la degeneración macular, que provoca que toda la visión central vaya disminuyendo y si no se trata, puede perderse.
La maestra Ana Laura Martínez Rodríguez, responsable de la Licenciatura en Optometría de la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad León, informa que en el 2022 había más de 200 millones de personas con degeneración macular relacionada con la edad en el mundo.
“Como está relacionada al incremento de la edad como factor de riesgo y nos estamos haciendo mayores, la incidencia va aumentando, hay cada vez más personas que se suman a esta prevalencia de la enfermedad y si no se hace algo, va a ser un problema de salud pública”, advierte la especialista.
No todas las personas que llegan a la tercera edad tendrán. Se calcula que entre 10 y 20% de los mayores de 50 años pudieran padecerla.
Diagnóstico oportuno
La degeneración macular puede clasificarse en dos tipos, la forma seca, que representa 80% de los casos de esta enfermedad. Se produce cuando el tejido de la mácula se adelgaza, se pierden células y se forman drusas, que son depósitos amarillentos que terminan dañando la visión. Si se detecta a tiempo este tipo de degeneración puede tratarse y frenar su avance, aunque no lo revierte, destaca la maestra Martínez Rodríguez.
El segundo tipo es la degeneración macular de forma húmeda, también llamada neovascular. La zona macular carece de vasos sanguíneos y se nutre por diversos procesos metabólicos, pero cuando hay degeneración del tipo húmeda empiezan a formarse vasos en donde no debería haber, son de mala calidad, permiten que se filtren líquidos y se hinche la mácula. De este tipo hay menos casos, pero es más agresiva.
“Esto hace que disminuya mucho la visión y el tratamiento es más fuerte, pero los resultados son menos, porque ya está más avanzada la enfermedad”.
Algunos signos y síntomas son visión borrosa o distorsionada en el centro del campo visual. Por ejemplo, una persona que la padece al principio de la enfermedad ve las líneas dibujadas en un papel como si estuvieran onduladas en lugar de rectas, lo mismo pasa con las letras, las ve chuecas.
La especialista destaca que al principio de la enfermedad la persona no ve todo negro, sino empieza a ver una mancha en el centro borrosa, como cuando alguien se levanta muy rápido y por un instante ve difuso.
“Ese efecto más menos es como se observa esa pérdida de visión, pero con la degeneración macular relacionada con la edad esto es fijo, ya no se quita”.
Cuando la degeneración macular se presenta en un solo ojo, como el otro puede compensar esa pérdida de visión, puede pasar desapercibida, por lo que es importante acudir a revisión con el oftalmólogo, el médico especializado en las enfermedades de los ojos.
Por su parte, la optometría es una herramienta de detección. “¿Qué es lo que hacemos para diagnosticar una degeneración macular? Empezamos con agudeza visual, es decir, revisamos la cantidad de visión que tiene el paciente y cuando tapamos el ojo donde hay degeneración macular, inmediatamente va a decir que no ve la letra o que tiene que ver de lado para poder verla”.
Además, se realiza un examen de fondo de ojo en donde con el apoyo de una lámpara y lentes, se puede a ver adentro del ojo e identificar la formación de drusas (depósitos amarillentos relacionados con la degeneración muscular) o incluso nuevos vasos sanguíneos que no deberían de existir.
Una vez que se determina que algo no está bien con la visión, se realizan estudios especiales que ayudan al diagnóstico y seguimiento. Entre ellos está la retinografía, que es una fotografía de fondo de ojo, la tomografía de coherencia óptica, la cual permite ver capa a capa toda la retina y la fluorangiografía, que consiste en colocar un medio de contraste en la vena para ver la vasculatura del ojo e identificar si se están formando nuevos vasos sanguíneos en la zona.
Detener su avance
La prevención es uno de los aspectos más importantes en cuanto a degeneración macular relacionada con la edad, de acuerdo con la maestra Martínez Rodríguez, quien también es docente en la Licenciatura en Optometría en la ENES León.
Aunque es un padecimiento que está mayormente relacionado con la edad, mantener una dieta saludable, rica en frutas, verduras, omega 3, evitar el tabaquismo, proteger la vista de los rayos ultravioleta usando lentes de sol o gorra, consumir suplementos ricos con antioxidantes y acudir con un especialista en salud visual cada año, sobre todo después de los 40 años, son medidas importantes.
“El estrés oxidativo está muy relacionado con procesos degenerativos por envejecimiento, básicamente, dañan toda la retina, particularmente la mácula, pero al consumir antioxidantes estos alimentos neutralizan los radicales libres, causantes de la oxidación y pues a largo plazo disminuye esa inflamación”.
Este tipo de degeneración no se cura, pero sí puede detenerse el avance de la enfermedad, por lo que es recomendable acudir con un especialista en rehabilitación visual, quien podría recomendarle el uso de lentes y dispositivos ópticos y no ópticos para que el paciente puede aprovechar de la mejor manera el residuo visual que tiene.
«Es fundamental tratar a cada paciente de manera individualizada, ya que, desafortunadamente, muchos pueden presentar otras afecciones oculares. Por ejemplo, los pacientes con diabetes pueden desarrollar retinopatía diabética o glaucoma. Estas condiciones pueden coexistir, lo que complica el tratamiento. Sin embargo, lo más importante es saber que siempre hay alternativas y posibilidades para mejorar la calidad visual. Los optometristas especialistas en rehabilitación visual o baja visión tienen la responsabilidad de ayudar al paciente a aprovechar al máximo la visión funcional que aún conserva”, señala la maestra Martínez.
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