Más allá de los mitos: vivir plenamente después de la menopausia

Por marcoa , 18 Octubre 2025
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Se conmemora el Día Mundial de la Menopausia: el cierre de la edad reproductiva, pero no el fin de la vida activa ni significativa
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México.- Existen varios mitos en torno a la menopausia. Por ejemplo, que marca el fin de la feminidad, que la mujer “sale del mercado” como si su relevancia social dependiera exclusivamente de su atractivo o fertilidad o que representa la última etapa de su vida. Sin embargo, esta transición es una de las fases más plenas y liberadoras.

En entrevista para UNAM Global, Hortensia Moreno, directora de la revista Debate Feminista, explica que la menopausia es la última menstruación de una mujer y suele ocurrir alrededor de los 50 años, aunque puede adelantarse o retrasarse. Es el cierre de la edad reproductiva -es decir, de la capacidad para engendrar, parir, amamantar y criar- pero no el fin de la vida activa ni significativa.

“Es un punto importante en la vida de las mujeres; es cuando realmente comienzan a vivir”, subrayó la también científica social del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la UNAM. Esta afirmación alude al momento en que muchas descubren una nueva libertad personal, desligada de los mandatos reproductivos o de crianza.

Longevidad y estigmas históricos

Muchos de los mitos asociados a la menopausia están relacionados con las condiciones de vida del pasado. Actualmente, la esperanza de vida de las mujeres ha aumentado considerablemente: en México, es de 77.8 años en promedio.

¿Una etapa final?

En realidad, nunca hubo tanto éxito biológico en la especie humana como ahora. Aunque hubo momentos en que la humanidad estuvo en peligro de extinción por su baja población, antes del siglo XX la esperanza de vida podía ser menor a los 25 años.

Es decir, para cuando alguien llegaba a los 30 o 35, la mitad de su generación ya había fallecido. Solo unos pocos alcanzaban los 70 u 80 años.

La población femenina, en particular, era mucho más vulnerable: muchas mujeres morían durante el parto o a causa de infecciones relacionadas con la reproducción. Por eso, cuando llegaban a la menopausia, se consideraba que estaban en la última etapa de su vida y que su único objetivo era sobrevivir algunos años más. “Entonces, no se había pensado que las mujeres debieran tener una realización personal”.

Más que reproductoras: las mujeres son personas

Históricamente, la mujer ha sido vista como un medio para la reproducción, como si su valor dependiera únicamente de su capacidad biológica. Esta visión ha permeado la cultura y daña profundamente la existencia de niñas y mujeres, porque olvida una verdad fundamental: son personas.

A los varones no se les pregunta “¿para qué sirves?”, y esa pregunta tampoco debería dirigirse a las mujeres. Una persona, por definición, no es un medio para otros fines, sino un fin en sí misma. Reducir a las mujeres a funciones reproductivas es negar su esencia y su derecho a una vida plena.

Este prejuicio dio origen al mito de que, tras la menopausia, las mujeres eran “desechables”, y que comenzaba una vejez sin valor, marcada por la marginación.

Sexualidad y cultura: el peso de la mitología religiosa

La sexualidad femenina ha sido históricamente invisibilizada o castigada. Muchas mitologías religiosas que aún persisten en nuestras culturas consideran el placer sexual en las mujeres como algo pecaminoso o indeseable. Así, cuando ya no pueden reproducirse, también se les niega el derecho al goce.

“Cuando una mujer ya no puede cumplir esta misión trascendental -la reproducción-, se le cierra el acceso simbólico a la sexualidad”, señala la investigadora.

El cambio radical: la revolución de los anticonceptivos

En las décadas de 1960 y 1970 ocurrió un cambio clave en el pensamiento moderno: la revolución sexual. “Yo la llamaría la revolución de los anticonceptivos”, afirmó Moreno.

La aparición de métodos modernos, eficaces y accesibles como la píldora, el dispositivo intrauterino, el diafragma y el condón, transformó la manera en que se entendía la sexualidad y la reproducción: por primera vez en la historia, podían desligarse.

Esto permitió a las mujeres ejercer su sexualidad sin miedo a embarazos no deseados y, con ello, reflexionar sobre su lugar en el mundo. “Es el momento en que las mujeres comienzan a pensarse como sujetas sociales, individuas, seres humanos con derecho al placer”.

Una etapa de liberación y plenitud

A partir de la menopausia, en el climaterio, termina la vida reproductiva de las mujeres. En el pensamiento tradicional, persiste el mito de que ellas solo sirven para tener hijos. Sin embargo, para muchas mujeres, los 50 años marcan el inicio de la plenitud: ya tienen hijos adultos que se independizaron, y pueden elegir trabajar, estudiar o realizar cualquier otra actividad sin la carga de la crianza.

Además, es falso que las mujeres dejen de tener relaciones amorosas a esa edad. El amor y el deseo ocurren en todas las etapas de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte.

Desde el siglo pasado, la sexualidad de la mayoría de la humanidad ya no se relaciona únicamente con la reproducción. Entonces, ¿por qué habría de ser un problema que una mujer de 50, 60, 70 u 80 años tenga relaciones sexuales gozosas, placenteras, divertidas y amorosas?

Se trata de un momento que las mujeres pueden y deben aprovechar: una etapa de liberación, enriquecimiento y realización. Una etapa para reconocerse como personas, como seres humanos que son un fin en sí mismos.

La vida tiene sentido en cada experiencia individual. No se trata de preguntarse para qué sirven las mujeres, sino de que puedan definirse a sí mismas. Y eso significa, simplemente, que su realización personal importa.

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La UNAM aborda los mitos en torno a la etapa de la menopausia.
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