Prevalecen estigmas y riesgo sobre las usuarias de sustancias psicoactivas

Por marcoa , 14 Octubre 2025
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Existe poco acceso a espacios de atención y a tratamientos centrados en ellas, afirma especialista
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México.- Es crucial implementar estrategias de gestión de riesgos y placeres para el cuidado individual y colectivo de nuestra sexualidad y el uso de sustancias psicoactivas, afirmó Rebeca Karina Soto Sánchez, integrante del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México.

Tales cuidados, indicó, no necesariamente deben ser desde el miedo o el estigma, sino que pueden interpretarse o compartirse desde exponenciar el placer.

Al participar en el 4º Seminario Internacional “Uso de sustancias psicoactivas. Una visión política, institucional y social”, organizado por la Escuela Nacional de Trabajo Social, a través de su Centro de Investigación y Estudios en Discapacidad y Salud, añadió que siguen habiendo factores estructurales que suponen un riesgo ante el consumo.

Menos información

En sesión virtual, la activista, feminista y psicóloga habló de “Habitar la sexualidad desde el goce: placer, riesgos y estigmas en mujeres usuarias de sustancias psicoactivas”. Mencionó que las mujeres lesbianas y bisexuales cuentan con menos información e insumos para tener prácticas sexuales protegidas; mientras que quienes ejercen el trabajo sexual requieren mayor información y recursos en sus espacios de trabajo.

Por su parte, las mujeres madres se ven desprotegidas por falta de información sobre la interacción que tienen las sustancias antes, durante y después del embarazo. Ellas, comentó, son muy diversas; algunas viven en la calle o tienen cierto nivel de marginalidad, por lo que no tienen acceso a salud reproductiva.

Quienes llevan a cabo usos problemáticos de sustancias, dijo, cuentan con poco acceso a espacios de atención y a tratamientos centrados en mujeres; la mayoría se orienta a varones. Además, muchas se encargan de los cuidados de hijos, personas con discapacidad o adultas mayores y tienen menos tiempo para velar por sí mismas.

La poca aplicación de la perspectiva de género y de reducción de riesgos y daños en los servicios de salud, así como el estigma, impiden que las mujeres se acerquen a los mismos. Por ello, hay que compartir información, contribuir a ayudar a visualizar un horizonte en común y que cada vez más personas sepan del tema y se hable del mismo con menos tabús.

Autocuidado

Al referirse al autocuidado, Soto Sánchez mencionó que las personas que usan o piensan utilizar sustancias, deben tener mayor información para tomar decisiones. Uno de los mayores riesgos que enfrentan es por desconocer la calidad de las mismas. También es relevante la combinación que hagan de ellas, es decir, cómo interactúan con medicamentos, farmacopsiquiátricos o métodos antifecundativos. Por ejemplo, el uso de tabaco con los antes denominados anticonceptivos hormonales aumenta de 10 a 20 veces la posibilidad de padecer cardiopatías o trombosis.

Sobre el riesgo de infecciones de transmisión sexual, como VIH o VPH, la experta dijo que durante mucho tiempo las mujeres no fueron el foco de las campañas de prevención. Como parte del estigma y el estereotipo, se pensaba que quienes las adquirían eran mayoritariamente hombres gay y se dejó de lado al resto de la población.

Violencia

En cuanto a la violencia y su relación con el uso de sustancias se encuentra la llamada “sumisión química”, es decir, cuando alguien pone “algo” en la bebida estando en espacios de ocio, de fiesta o consumo en nocturnidad. Al respecto aclaró que no hay drogas de violación, sino personas que abusan sexualmente de otras que ven vulnerables, mayoritariamente mujeres.

Además, Rebeca Karina Soto precisó la relevancia de distinguir entre consentimiento y deseo; el primero se refiere a decir sí a una práctica sexual y la segunda es quererla realmente. “Muchas veces la consentimos, pero dejando de lado nuestro deseo. En ese sentido hay que preponderar que ‘el no es no’, incluso cuando ella no lo puede decir por estar bajo el efecto de ciertas sustancias.

Planteó que en la gestión de riesgos son fundamentales el entorno y contexto en que se usa una sustancia, así como el estado de ánimo y las expectativas de la persona usuaria: qué experiencia busca y cómo puede hacer que sea desde una perspectiva de cuidados individuales, colectivos y desde el placer.

Al respecto, son esenciales la visibilización e investigación; hay un subregistro de mujeres usuarias que debe contrarrestarse con su representación, pero no desde la cosificación, el estigma o la criminalización, finalizó.

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Hay que implementar estrategias de gestión de riesgos y placeres para el cuidado individual y colectivo de nuestra sexualidad y el uso de sustancias psicoactivas.
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