Es fácil entender parte de la popularidad de Morena. ¿A poco no da gusto ver cómo ahora el gobierno cobra a las empresas más que antes?, ¿cómo las tienen contra la pared en la Corte?, ¿cuánto nuevo dinero sale de ellas como por arte de magia?
Puede ser que cada historia sea medio enredada, pero el fondo es sencillo. Quizá no entendamos por qué un gigante de la tecnología como Samsung advierte al gobierno federal que no es correcto el monto que le quieren cobrar, pero qué importa si al final gana Lolita.