En China, la gigantesca nación, ha surgido una nueva maldición, la de tener 35 años ya que se considera que están muy viejos para ser contratados y demasiado jóvenes para jubilarse.
Lo anterior, en virtud de que se ha generalizado que los empleadores chinos no los quieren después de cierta edad, lo que deja a una generación de trabajadores sintiéndose derrotada en sus mejores años.