La Iglesia de San Miguelito que se encuentra en San Pedro Cholula, considerado el primer templo del municipio, se localiza cerca de la denominada “curva del diablo”, en la intersección de Bulevar Forjadores y la recta a Cholula.
Esta iglesia posee cuadros e imágenes de santos que sirven para ponerle un rostro a la fe de los fieles, sin embargo, en este recinto hay una imagen que encierra una historia muy poco común.
Se trata de un diablito de madera, que recobra vida y se escapa para cometer desgracias en el barrio.
Cuenta la leyenda que un día, de la nada, apareció la figura de un diablito tallada en madera, afuera de la iglesia de San Miguelito. Los habitantes que la encontraron no sabían cómo había llegado hasta ahí, algunos rumoraban que había sido desenterrada al confundirla con un objeto prehispánico y otros decían que era de un hombre que al darse cuenta de los poderes malignos que el diablito tenía, decidió mejor dejarlo en el templo para que ahí lo controlaran.
A su llegada al templo, el sacerdote decidió colocarlo dentro de una pequeña vitrina de vidrio y otra de madera para guardarlo dentro de la sacristía; sin embargo, esta acción no fue fácil, se cuenta que a pesar de que las medidas eran exactas, este nunca cabía, hasta que a través de rezos especiales lograron apresarlo dentro de su actual caja.
Después de varios días, alguien se dio cuenta de que la caja estaba arañada, por lo que decidieron limarle las uñas a la imagen.
En algunas ocasiones el diablito aparecía en otra posición dentro su caja y es cuando se decía que cobraba vida y se escapaba para provocar terribles accidentes.
Los habitantes del barrio mencionaban que desde que la figura estaba en el templo, los accidentes en la Curva del Diablo habían aumentado, es por ello que la expresión “pareciera que el diablo anda suelto…” se hizo muy popular en esta zona.
Pareciera que estas historias alejarían a las personas, sin embargo, se generó mayor devoción por parte de la gente, pues ahora no le rezaban a San Miguel, patrono de la iglesia, sino al diablito, afirmando que este les cumplía lo que le pedían, siempre y cuando tuviera que ver con dinero, amores, tragedias y venganza.
Actualmente este diablito está oculto y quienes deciden visitarlo, deben encomendarse a San Miguel Arcángel para que les de su protección y si no lo hacen, la figura los puede poseer.
Se dice que a veces el diablito aparecía desatado de la columna y cuando esto pasaba en el pueblo ocurría algo malo, y era hasta que el padre o el sacristán lo volvían a atar que cesaban todos los males.
Hasta la fecha, la Iglesia de San Miguelito recibe a miles de turistas al año con el fin de corroborar que la estatua aún existe y comprobar todas las leyendas que se cuentan alrededor de ella.
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Foto Archivo
LMR
