Han pasado diez años desde que, en junio de 2015, en el número 24 de la calle Guatemala –en pleno corazón de la Ciudad de México–, un equipo del Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), organismo de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, encontró bajo los cimientos de una antigua vecindad del siglo XIX los restos del Huei Tzompantli, el gran altar de cráneos que las crónicas del siglo XVI describían con asombro y espanto.