México.- Con talleres de bordado, preparación de atole y tamales, así como conferencias sobre los problemas en la producción de alimentos, la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS), la Facultad de Ciencias (FC), el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE) y la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE) celebraron del 18 al 20 de septiembre el Día del Maíz.
Carmen Casas Ratia, directora de la ENTS, destacó que cada vez que pensamos en el maíz también debemos darnos cuenta de las complejidades que se viven en el campo, la ausencia de atención para el tratamiento de la tierra y todo lo que implica tener una alimentación sana; eso es algo de lo que buscan promover las ferias organizadas en la Universidad como parte del Día del Maíz.
En esta décimo séptima edición del encuentro, añadió la maestra, este evento es un trabajo colectivo que incluye la valiosa presencia de representantes de comunidades originarias, y la convivencia permite identificar la necesidad e importancia de la atención e intervención desde el trabajo social.
Casas Ratia apuntó: “Sigamos promoviendo el compromiso con la salud alimentaria, para tener una mejor condición de vida”.
Jorge Jiménez Rentería, secretario general del CEPE, dijo que el maíz es un elemento cultural esencial para los mexicanos, cuyo consumo está muy arraigado en la historia de todas las familias. De hecho, desde el Centro se comparten productos derivados del maíz a los extranjeros que estudian español en la UNAM.
Jiménez Rentería señaló: “Es un producto único de nuestras tierras, cultivado y preservado durante milenos, por ello es importante para la Universidad reflexionar en torno al papel fundamental de esta semilla. Es relevante compartirla con los visitantes de la Universidad y que conozcan la cultura mexicana”.
Como pocas cosas en el mundo, agregó, el maíz nos distingue como cultura, y en este marco se llevaron a cabo conversatorios, talleres de bordado, un recital musical, y el taller de nixtamalización, maravilla de la alquimia prehispánica.
Ante estudiantes de la ENTS, reunidos en el Auditorio 8 de Marzo de 1857, la profesora de la FC, Liliana Itze López Olmedo, detalló que la entidad participa desde hace tres años en la celebración del grano, visualizándolo no sólo como un apoyo a su consumo, sino enfatizando su uso en la sana alimentación y destacando la relevancia de las personas que cuidan del crecimiento de esta semilla.
En la FC, explicó, el evento es enriquecedor porque valora la importancia de estas acciones, en las que se enmarcaron las actividades del Día del Maíz, tales como los talleres de juego de pelota, de pinoles, de bordado de Cuetzalan, además del concurso de cocina en la elaboración de tamales, y el performance con las hojas del maíz, pues todas ellas son reflejo de la mexicanidad.
Montserrat González Montaño, profesora ENTS y principal organizadora de las actividades en la Escuela, comentó que éstas enfatizaron la diversidad sociocultural que atesora la milpa que dio vida a las grandes culturas mexica, maya, y que sigue preservando las semillas que se resisten frente al embate de las trasnacionales.
Recordó que uno de los principales problemas que se han enfrentado fue la llegada de las semillas híbridas y genéticamente modificadas, que fueron impulsadas con la promesa de combatir el hambre, pero que el tiempo ha demostrado que no es así, mientras que la milpa tradicional sigue sosteniendo a las familias del campo.
A su vez, Celeste Cruz Avilés, del Departamento de Voluntariado Universitario de la DGOAE, mencionó que el pasado 19 de septiembre, en Las Islas, también se desarrollaron actividades como charlas, talleres y degustaciones, todo encaminado a la creación de espacios de diálogo con las personas defensoras del maíz como una alternativa alimentaria.
En representación de los colectivos productores de granos que participaron en las actividades en diferentes entidades de la Universidad, Antonino Campos García, de la Confederación de Campesinos de Amecameca del Estado de México, apuntó que compartieron los usos de las diez variedades de granos que se siembran en su comunidad, donde se cultivan con la finalidad de cuidar y preservar el maíz tradicional. Subrayó que los campesinos de la zona están conscientes de que si se pierde la variedad sería algo desastroso.
Con él coincidió Abril Zulema Navarro Márquez, de la cooperativa Oyameyo, quien enfatizó que los grupos que participaron en las jornadas protegen las razas nativas, especialmente para que no se contaminen. “Es necesario hacer mayor conciencia de la cantidad de granos y variedades de maíz que consumimos los mexicanos en la vida cotidiana”.
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